Cuento Corto para niños/as, creado por: Romina Anabel
Había una vez, una cocinerita que vivía en un pueblo muy lejano, pero muy lejano. Se llamaba Carolina, era una niña muy buena y muy dulce, sus cabellos eran de color rubio oro, llenos de rulos que llegaban saltarines hasta su cintura, sus ojos eran del color del cielo y su boquita era tan rosada que hasta las rosas se asombraban de su color. Sobre sus mofletes resaltaban unas simpáticas pequitas, que le daban a Carolina un toque chispeante de picardía.
Ese pueblo tan lejano, era gobernado por un Rey, que siempre estaba triste, de mal humor y aburrido, se lo pasaba comiendo papas fritas, hamburguesas, gaseosas, caramelos y toda la comida chatarra que podía comprar, porque él no tenía en el palacio nadie que supiera cocinar, además con su carácter nadie quería trabajar allí.
Mientras tanto en el pueblo, Carolina, la cocinerita se las ingeniaba para preparar ricas y nutritivas comidas para los chicos carenciados del pueblo.
Un día, ella tuvo una idea genial, se armó de coraje y fue hasta el palacio del Rey para hablar con él. Al tocar el timbre, salió el Rey con el ceño fruncido, muy enojado y refunfuñando, Carolina cuando lo vio, de los nervios comenzó a jugar con sus rulos enredándoselos en los dedos, pero suspiró y tomó fuerzas, y muy decidida le pidió al Rey que le permitiera usar la inmensa cocina del palacio, para poder cocinarle sus recetas tan nutritivas y sabrosas a los niños del lugar. ¡Grande fue la expresión del Rey, cuando esta jovencita se le presentó, a pesar de sus gruñidos pidiéndole tal cosa!
– Que desfachatez! pensó el Rey.
Por unos instantes la miró fijamente muy enojado y dubitativo, ya que estaba asombrado de la voluntad, la solidaridad y la valentía de ese pequeño ser que estaba frente a él. Reflexionó por largo rato y viendo las buenas y sinceras intenciones de Carolina, con un sí rotundo le permitió a Carolina que utilizara la cocina.
Fue tal la alegría de Carolina que dio un salto y abrazó tiernamente al Rey y en ese preciso instante comenzó a recolectar hermosos zapallos, acelgas, tomates, berenjenas, arvejas, zanahorias y muchas más verduras de la gran huerta familiar que ella misma se encargaba de cuidar tan esmeradamente.
El Rey se vio tentado con el exquisito aroma que salía de la cocina, y entró para ver que delicias estaba preparando Carolina, ella cuando lo vio no dudó en invitarlo a degustar un sabroso guisado muy nutritivo y aromático.
Desde entonces en ese pueblo tan, tan lejano, los pobladores pueden ver a un Rey super contento, que juega a la pelota con los chicos del lugar, en el gran patio del palacio y que comparte su gran mesa de espectaculares manjares con muchos lugareños, por supuesto que Carolina tiene muchos ayudantes, hasta el mismísimo Rey aprendió el arte de cocinar y apreciar una comida sana fresca y tan colorida!!
¡Colorín colorado este sabroso cuento se ha terminado!
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dicen que los cuentos son cortos pero en verdad son muy lurgos
el cuento me parecio muy divertido y es muy bueno para que todos podamos leerlo.tiene mucho a mor entre todas las personas dependiendo del tipo de nivel que tengan ya sea bajo,medio o alto pero todos se debende tratar igual.