Había una vez, hace muchos muchos años, un mago que poseía un tesoro muy valioso, pues todo aquello que deseaba se hacía realidad. Se trataba de una lámpara mágica, que había pasado de generación en generación, hasta hoy que había llegado a manos de último descendiente de la familia, Daniel.
Daniel acababa de cumplir doce años, y como regalo de cumpleaños de sus padres, recibió la lámpara mágica. Las instrucciones de cómo utilizar la lámpara mágica eran muy sencillas, así se lo explicó su padre: «Daniel, la lámpara mágica hará realidad el deseo que pidas, pero sólo te concederá aquellos deseos que realmente sean buenos para tí. Basta con frotar la lámpara mágica varias veces con la mano para que se cumpla tu deseo«.
Durante ese día, Daniel no se atrevió a coger la lámpara mágica, estaba un poco nervioso, pues aún no sabía qué pedir y que fuera realmente bueno para él. Así que, decidió irse a dormir… Pero de repente, a mitad de la noche, Daniel se despertó sobresaltado, pegando un salto de la cama, y cogió la lámpara mágica que había dejado sobre la mesita de noche.
La cara de Daniel era de intriga, por saber si al pedir su deseo, la lámpara mágica se lo concedería, pero ¿cuál era este deseo intrigante de Daniel?
Cerró los ojos fuertemente, y frotó la lámpara mágica tres veces, después la dejó en el suelo. Tras varios minutos, su deseo no se había cumplido, y decidió esperar un poco más. Así que allí, sentado delante de la lámpara mágica, se encontraba Daniel, impaciente por saber si funcionaba.
Daniel, no podía aguantar más el sueño, pues llevaba esperando más de una hora allí sentado, poco a poco los ojos se le iban cerrando sin poder resistirse, pero de repente, un haz de luz amarilla empezó a salir de la lámpara mágica. Cada vez la luz que desprendía era mayor, obligando a Daniel a medio taparse la cara, para que la luz no le deslumbrara.
Pero en un instante, la luz desapareció y el deseo que había cumplido Daniel se encontraba delante de él, no podía creerlo: «la lámpara mágica ha funcionado«, gritó de alegría Daniel.
Delante de Daniel, había aparecido un ordenador de última generación, pues él quería ser de mayor informático, y siempre había querido que sus padres le compraran uno, pero no habían podido, porque eran muy caros y no tenían mucho dinero.
Así que Daniel, se puso muy contento al ver que la lámpara mágica le había hecho realidad su deseo, por fín había conseguido el ordenador, y ahora ya podría empezar a aprender nuevas cosas para cuando fuera a la universidad.
FIN
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está muy largo
El autor de este cuento es el equipo de: cuentosinfantilescortos.net
Esperamos que te haya gustado el cuento.
Qien es el autor?
esto es una caca tiene k ser mas largoooh pedaso de negro el k lo hiso
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jajajajajajajajajajajajajajajajajjajajajajajaja bruja
este cuento no es lo qestoy buscando
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