LA NIÑA SHIKINA

Cuento Infantil para niños, escrito por: Ulica Tizaber

En un país donde en invierno hacía mucho frío y en verano mucho calor, vivía una niña llamada Shikina que apenas veía la luz del mundo. Las razón de este hecho era una costumbre milenaria que ningún antepasado de Shikina había desconocido, ya que antes de ella, su madre, su abuela,

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su bisabuela y su tatarabuela habían estado en el mismo lugar que ahora estaba la niña.

Desde que nació, el trato que había recibido era muy delicado. Nadie quería que la niña más importante del país tuviera ningún defecto de ningún tipo, y la trataban con delicadeza, esmero y mucho cariño. La particularidad del trato que recibía Shikina no era el trato en sí, ya que todos los niños de cualquier familia eran tratados con mucho amor y comprensión, sino que quien la cuidaba no eran sus padres, sino cuidadores especializados en la tradición milenaria.

Shikina iba creciendo y el único contacto que tenía con el exterior era una vez a la semana, que la maquillaban y vestían de manera especial, y durante una hora podía estar en una terraza disfrutando de la luz del día y de la compañía de su familia.

Se trataba de una niña muy inteligente, y cuando cumplió los cuatro años comenzó a hacer preguntas a sus cuidadores y a sus familiares. Ninguno le respondía nada, todo eran gestos de resignación y tradicionalismos de los que la niña empezó a cansarse, así que una noche justo antes del día de salir a la terraza, se hizo la dormida y cuando comprobó que todos descansaban, se escabulló de su habitación y salió a la terraza.

Desde allí pudo ver una gran luna llena que iluminaba el enorme bosque que se extendía ante sus ojos, y sin pensarlo mucho se adentró en él, portando una pequeña mochila con agua, frutos secos y una mantita.

Al día siguiente todos esperaban el momento en el que la niña saliera a la terraza para estar con su familia, pero Shikina no estaba, y en pocos minutos todos estaban buscándola por la casa. Esto le dio ventaja a la niña que ya había avanzado mucho dentro del bosque, y llegó a una gran montaña que la dejó fascinada.

Un señor que pasaba por allí, le preguntó:

– «Niña, ¿estás perdida?, tienes cara de cansada».

Shikina pensó que lo mejor sería contar la verdad a medias, y le contestó:
– «Si estoy perdida, llevo toda la noche andando y creo que necesito descansar y comer algo, gracias por preocuparse, señor».

Shikina estuvo durmiendo dos días completos, y al despertarse tenía tanta hambre que pidió algo de comer. Cuando terminó, decidió emprender de nuevo el viaje, pero alguien llamó a la puerta de quien la había acogido.

Era su familia. Conocían a su pequeña, y sabían que después de las preguntas que hacía cuando estaba con ellos, algo tramaría para conocer el mundo de verdad, así que fueron en su busca. Shikina se puso muy contenta, y les explicó sus razones para escaparse sin avisar. Sus padres la comprendieron enseguida, y le contaron un secreto:

– «Nosotros siempre hemos querido salir de esa casa, pero no hemos tenido el valor suficiente para hacerlo. Ahora gracias a tí estamos todos juntos y libres de aquellas ataduras. Te debemos esta nueva vida que vamos a empezar ahora en esta gran montaña«.

Y así fue como Shikina liberó a su familia de algo que no les gustaba, y se liberó ella misma, por su tesón, inquietud e inteligencia.

FIN

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