Cuento Infantil para niños, escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos
Marco era un niño muy despistado y activo, que andaba siempre saltando de un lado para otro, y apenas se centraba en las tareas que tenía que realizar. Tenía siete años, pero parecía más pequeño.
Desde hacía unos años, su padre tuvo que dejar de vivir con él, su hermana y su madre, para ir a trabajar fuera de la ciudad. Este hecho marcó mucho la vida de Marco, que aunque veía a su padre mensualmente durante una semana, el resto del tiempo le echaba mucho de menos, y esto le jugaba malas pasadas en el colegio.
La madre estaba muy preocupada por su hijo, ya que con su edad, Marco mostraba síntomas de ser un niño hiperactivo, y era una palabra que asustaba bastante al entorno del niño. La madre de Marco se puso manos a la obra para intentar aliviar la inquietud de su hijo, y durante un tiempo estuvo viendo a un profesional que le apoyaba con las tareas del colegio, y le centraba en cada momento.
Entre todos le enseñaban a Marco a vivir el presente, y poco a poco, y sin que los que trabajaban con él se dieran cuenta, Marco se fue convirtiendo en un niño más moderado y atento. Todo esto ocurrió hasta que un día, de repente, Marco le dijo a su madre:
– «Mamá, yo creo que ya estoy mejor, cuando intento terminar las tareas, lo consigo, y puedo estar quieto todo el tiempo que me digas sin que proteste ni me mueva. Yo creo que ya soy muy mayor, ¿no te parece?».
La madre, con lágrimas en los ojos, le dijo:
– «Marco, hijo mío, estás haciendo un trabajo enorme y sí, has madurado mucho, pero recuerda que el crecimiento de una persona debe ser diario y constante. Aún tienes que llegar mucho más lejos. Lo vas a conseguir, ya lo verás».
Y le abrazó tan fuerte que a Marco le dio un ataque de risa de aguantar la respiración.
Desde ese momento, la madre sabía que Marco había crecido muy rápido en un trayecto vital que suele costar más tiempo. La madurez que su hijo tenía actualmente era elevadísima, y se sentía muy orgullosa de él.
Cuando su padre vio los logros que Marco había conseguido, se hinchó de orgullo y presumía de hijo allá por donde iba. Al poco tiempo de ese triunfo, al padre lo destinaron nuevamente a casa, y Marco se sintió el niño más feliz del mundo, por tener a su padre tan cerca de nuevo, y por haber crecido tanto que parecía un niño de ocho años de verdad.
FIN
Comparte este cuento infantil con tus amigos en Facebook, Google+ y Twitter con los botones que encontrarás al final del cuento. ¡Gracias!