Cuento Infantil para niños; escrito por: Abu
Los cuatro seres acaban de poner sus pies en la tierra, hablan entre ellos, son dos hombres y dos mujeres, son iguales a nosotros, nada diferente. Pero de pronto veo que sus pies no tocan bien el piso y que de ellos salen rayos de luz.
Sostienen algo en sus brazos. Los brazos de dos de ellos van ocupados por personas, mejor diría yo que por personitas, parecen sus hijos…
– Ah, si, los veo muy bien, la luna ayuda!
Son dos niños preciosos, rubios y hablan, pero no los escucho. Ellos se acarician y se besan como nosotros. Entonces percibo que entienden que es el amor, conocen los sentimientos. De ahí que fluya de ellos esa luz inmensa de sus manos y de sus pies, quizás el amor los llena tanto que se les sale como rayos de luz.
Parece una familia, ¿vendrán a alguna misión al mundo?
Mi familia y yo estábamos compartiendo en una colina cerca y yo he sido atraída por una luz inmensa, mientras salí a mirar las estrellas, pero esa luz inmensa desvió mi vista hacia abajo de la colina,hacia matorrales y un camino de piedras. Esa luz que vi me paralizó y comencé a bajar la colina y a andar sin rumbo alguno, solo siguiendo la luz, tratando de esconderme detrás de matorrales; hasta que mis ojos se toparon con la gran estrella, con los seres de luz que ahora están bajando de su nave y vienen hacia mí, sin saber que yo estoy detrás de los arbustos.
Ellos son cuatro adultos y dos niños. Los pequeños son rubios.
Oh no! Esto es maravilloso! Ellos tienen tanto amor par dar que están rodeados de luz. Es una familia que se ama por eso esa inmensa luz que los rodea.
Ya van delante mío y van hacia la colina.
Los visitantes siguen su rumbo como sí nada y yo al lado de ellos pero entre los arbustos. Lo único que sé es que voy a agradecerles su llegada. Vienen a enseñarnos a vivir, vienen a traernos amor, vienen a acompañarnos, pero…, ¿quienes son? ¿de dónde vienen?
Oigo una palabra, muy clara, la acabo de escuchar: – ¡Valentín!
Y veo como se devuelve a brincos el Niño de rizos dorados brincando y va hacía alguien. Después oigo:
– Matti, Matti, Matías
Y oigo el sonar del viento, alguien se vuvelve hacía donde venía esa voz.
¿Hacia dónde corre Valentín? ¿Matias? Se llaman igual que mis nietos.
Más tarde veo que van hacia una luz, una luz fuerte intensa, como la de la estrella que acaba de aterrizar.¿Será que es otra estrella la que llega? Pues sí, alguien ha bajado de otra nave igual a la anterior.
¡Dios mío no puede ser! Esa figura resplandeciente solo es diferente a mí por su luz, soy yo misma rodeada de luz oh…. ¿Que es lo q esta pasando? ¿Por qué tanta coincidencia?
¡Dios, estoy paralizada, no me puedo mover!
Viene más gente, pasan ya junto a mi, se acercan cada vez más a Valentín a Matias y lo abrazan
¿Por que están llenos de luz y con esos vestidos? ¡Q ocurre, que hago! Me voy acercando a ellos, son iguales a nosotros.
¿Una proyección de mi mente, un sueño, una fantasía? ¿Nuestros propios espíritus vagando en una noche estrellada? ¿Estoy en medio de la realidad y la fantasía?
Estoy temiendo que esta realidad y esta fantasia se junten, pues se podrá esfumar, por eso me quedo quieta… Espero. Me ubico detrás de un árbol grande de tronco ancho. De pronto alguien llega muy cerca de mi. Es una luz pequeña es… Ah es una luciérnaga y me ilumina. ¡Oh no ! !me van a ver!
Y sigue la luciérnaga ahí, por más que la esquivo ella sigue buscando iluminar mi cara. Trato de pasarme a otro árbol, pero comienzo a sentir un viento fuerte…, y de pronto… mi corazón me dice: – Tienes que correr hacia donde están todos los tuyos.
¿Como vas a recibir a tu espíritu que llega? Estás escondida no estas presente.
Yo no puedo esconderme, yo tengo que correr hacia donde están todos, yo no puedo perder mi espíritu que llega a casa. Y comienzo a correr las dos cuadras aproximadas que me separan de casa. Me toca subir la loma y buscar la puerta para entrar a la casa. Al llegar, no se oye nada, todo está en silencio, todos duermen.
Miro la puerta principal abierta. Entro tratando de no hacer ruido, busco mi alcoba, camino despacio y abro la puerta. ¿Quien está en mi cama? No tengo ahora donde dormir.
Me acerco para ver bien y de pronto la persona se da la vuelta y me mira. -¡Soy yo!
De la impresión me caigo al suelo.
Oigo algo, es la voz de alguien que se levanta asustado, que grita…, no reconozco su voz… y todo vuelve a quedar en silencio…
Me quedo quieta, sin ni siquiera respirar. Estoy golpeada en mi cuerpo y en mi alma, ando confundida y tirada en el piso. Me levanto despacio y me meto a la cama. Solo estoy yo en la cama. ¿Que pasó con la otra persona parecida a mi?
Me quedo quieta pensando en este misterio y en los seres de luz…
¿Todo eso que vi tan hermoso era solo un sueño?
Me quedo quieta esperando a mi yo, esperando a mi espíritu para reunirme con él y avivar mi luz interior. Y esperando esos preciosos niños, esos angelitos rubios llenos de luz.
Quien sabe cuantas horas han pasado desde que me dormí. Siento unas manitas pequeñas sobre mi cara, deditos que urgan mis ojos como queriendome despertar; poco a poco abro mis ojos y veo unos pequeños niñitos, que hermosura de niños, aún no los puedo ver bien. No miro su luz en sus manos ni en sus pies, pero hay una luz en sus ojos inocentes, una luz en sus sonrisas, una luz en sus caricias y una canción en sus vocesitas.
– !Abuuuu! Abelitaaaa! Abuuuuu! Abelitaaaa!
– !Vale, Matti, mis Angelitos de Luz!
El amor llegó a casa, mi espíritu ha rejuvenecido con mis nietos. !Los amo!
Ya lo entendí…
FIN
Con mucho Amor para mis nietos Valentín y Matías cuando entiendan el cuento de la abuelita.
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Ante todo quiero dar mil gracias a todos los que con su dedicación y esfuerzo me dan la oportunidad de compartir con mi nieta un cuento cada noche, ahora estamos lejos una de la otra y a pesar de las diferentes formas en que nos comunicamos, esa hora de ir a la cama es como más especial y nos sentimos más cerquita cuando se queda dormida y pido a mi Dios una bendición para ella.
Muchas bendiciones de esta abuelita agradecida.
está muy largo y no me gustó