¡PATOS AL AGUA!, ¿VOLUNTARIO U OBLIGADO?
Cuando los niños son muy pequeños, el baño diario en el que los padres los sumergen les sirve de momento relajante antes del sueño, al mismo tiempo que vuelven a experimentar aquello que vivieron en el vientre materno, sensación que se suma a la anterior de relajación, por lo que los niños normalmente considerarán el baño como una actividad lúdica, con buenas sensaciones y llena de atención por parte de sus padres.
Si en algún momento estas situaciones de baño diario no han sido agradables porque el agua estuviera muy fría o muy caliente, o porque no todos los niños necesitan bañarse todos los días, puede que se haya percibido una sensación contraria a la esperada, y el niño reaccione llorando, gritando o huyendo del MOMENTO DEL BAÑO.
En estos casos, los padres deben mantener la calma y pensar que al niño hay que mantenerlo limpio, pero que si no quiere y le supone un momento traumático para él, se puede posponer o incluso, y según la edad del niño, intentar explicar el motivo de la insistencia de los padres para que termine bañándose.
Durante la estación estival, mientras las piscinas y el mar son el mejor regalo que a algunos niños se les puede hacer, hay otros que no soportan la idea de introducirse ni siquiera en la piscina. El miedo que quizás antes no han demostrado de ninguna manera, tampoco en el baño diario, empiezan a hacerlo explícito por motivos obvios, el tamaño de la piscina es incomparable al de la bañera, y el mar impone aunque no se sea un niño.
VENTAJAS E INCONVENIENTES DE TENER MIEDO AL AGUA
Los niños que no tienen miedo al agua, posiblemente se introduzcan en la piscina o en el mar de manera espontánea y divertida, si bien esto puede acarrear ciertas desventajas, ya que en principio y hasta que aprendan a nadar correctamente, tendrán que llevar material flotante (manguitos, burbujas, colchonetas), para asegurar su flotabilidad. De forma que si no llevan puestos estos elementos, correrán un riesgo real de no saber reaccionar en el agua, con las consecuencias que esto puede llegar a tener.
Por otro lado, cuando los niños tienen verdadero miedo al agua, los padres estarán bien tranquilos al llegar a los alrededores de la piscina o la playa, y tendrán otra labor con ellos, la de hacerles ver que es bueno quitar el miedo al agua, para que disfruten del verano y de los momentos acuáticos, y que con el tiempo aprendan a nadar con soltura.
El auténtico inconveniente de tener miedo al agua es reconocerlo como un obstáculo al disfrute y al aprendizaje de una actividad física que lejos de ser una obligación, se convierte en un auténtico placer, como es la natación, y un elemento básico de supervivencia si ocurre algún accidente en el agua.
COMO AFRONTAR EL MIEDO AL AGUA
Cuando los padres han decidido que el miedo al agua de su hijo es más problemático que un capricho del momento, es cuando ponen las medidas necesarias para que el niño termine superando esa fobia.
Cada familia elegirá un método, ya que no existen unas pautas fijas y ordenadas para superarlo, aunque si unas nociones básicas con las que el agua pasará de ser un elemento desagradable que produce ansiedad en el niño, a formar parte de su disfrute veraniego, y de manera diaria, se conseguirá el momento de relajación en la ducha o bañera, que se pretendía cuando eran bebés.
Dichas nociones básicas son:
- A los niños con miedo al agua se les debe conceder el tiempo que necesiten para comenzar a familiarizarse con ella, y muy en contra de la idea de que para afrontar algo lo mejor es un afrontamiento directo, si el niño no está lo suficientemente preparado psicológicamente, puede que el acercamiento al AGUA produzca el efecto contrario y se agrave el miedo inicial.
- Una explicación sobre las ventajas del agua, lo que supone para las personas, y la cantidad de juegos o movimientos que se pueden hacer en ella, puede ayudar bastante.
- Los niños deben tomar contacto con el agua de manera gradual, lo mejor es que empiecen tocando el agua con las manos, acostumbrándose a su temperatura que será más fría que en la bañera, de forma que al principio será bueno sentarse juntos en el borde de la piscina y dejar que sus pies estén sumergidos hasta que él lo tolere, o bien pasear de la mano por el borde de la piscina contando algo que lo entretenga.
- Cuando el anterior paso ha sido superado, llega el momento de empezar a perder el apoyo plantar. Con el niño en los brazos, padre o madre se introduciría en el agua para que el niño tenga sensación de flotar, y a continuación se podrían los elementos de flotabilidad para que la cabeza del niño siempre quede fuera del agua.
- Algo que los niños deben aprender cuando estén preparados y hayan superado la fobia, es a respirar bajo el agua, que dentro de la escala de pasos graduales para combatir el miedo al agua, supondrá un escalón enorme una vez superado en la evolución de la fobia.
Todos estos ingredientes para convertir el agua en un placer para los niños requieren además de un ingrediente estrella, la paciencia de los padres y monitores de natación, ya que debe ser infinita y orientada siempre al bienestar del niño, ya que un paso en falso en este proceso de sensibilización puede ocasionar un miedo al agua para siempre.
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hola, eso estaba buenísimo