En un lugar de una gran ciudad costera, había una playa enorme donde las tortugas llegaban para criar a sus hijos recién nacidos. En ese lugar fue donde nació Julieta, la tortuga protagonista de este cuento.
Julieta, cuando era una tortuga bebé, se pasaba todo el día junto a su madre, para estar protegida y que no le pasara nada.
Pero a medida que se iba haciendo mayor, se iba dando cuenta que era una exploradora nata, y le gustaba mucho separarse de su madre para conocer nuevos terrenos y nuevas playas.
Cuando Julieta ya era una tortuga jovencita, decidió que para explorar el mundo, tendría que hacerse con un vehículo en el que moverse, ya que las tortugas eran muy muy lentas desplazándose.
Así que le pidió a su madre que le comprara una moto para irse a conocer nuevos paisajes y entornos. Pero la madre de Julieta le dijo: «¡rotundamente no!, yo no te voy a comprar ninguna moto, porque son muy peligrosas para las tortugas, y no están hechas para nosotras«.
Julieta no se quedó contenta y decidió buscar una moto que hubiera abandonada para montar en ella y conocer nuevos mundos.
Finalmente, Julieta encontró lo que buscaba, una vieja «scooter» abandonada cerca de la playa..
Sin pensarlo dos veces, cogió la moto y se fue a buscar otra playa por la carretera de la costa. Mientras conducía, notó que la moto iba muy rápido, y que a cada momento que pasaba le costaba más controlarla.
De repente, un mosquito chocó en la cara de Julieta, y provocó que Julieta cayera al asfalto, con tan mala suerte que se rompió una patita.
A duras penas, Julieta volvió a la playa donde se encontraba su madre, que ya estaba preocupada por su larga ausencia.
Cuando Julieta vio a su madre, lo primero que le dijo fue: «Mamá, he aprendido la lección. Las motos no están hechas para las tortugas. Nosotras vamos lentas a todos lados, pero lo importante es que llegamos sanas y salvas.»
FIN
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feo los cuentos tienen que ser mas divertidos chau
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