Cuento Infantil para niños, escrito por: Luchito
Había una vez un humilde leñador que todos los días iba con su machete a las lomas con la finalidad de conseguir algún palo de algarrobo para cortarlo, para posteriormente llevarlo a vender al mercado del pueblo.
Cierto día, el leñador fue a buscar palos a una huaca arqueológica, que horas antes había sido saqueada por unos delincuentes. Y lo primero que encontró fue un huaco olvidado por los delincuentes, que por curiosidad cogió para observarlo mejor. En ese momento llegaron los policías a investigar el robo y al ver al leñador agarrando al huaco, creyeron que era uno de los huaqueros. Procedieron a quitárselo y detener al leñador. Antes de esta detención le pidieron sus documentos de identidad, y como no los llevaba consigo lo subieron al patrullero y el leñador sorprendido por su injusta detención, reclamó a los policías diciendo:
– «¿Porque me detienen, o es que acaso cometí algún delito?»
Y los efectivos mostando la supuesta prueba del delito respondieron:
– «¿Y todavía lo preguntas?. Te pillamos robando este huaco aquí, en el completo arqueológico».
Y el leñador rechazó dicha acusación en su contra y les dijo:
– «¿Cual robo? Si yo solo me limitaba a conseguir leña, y por casualidad hallé el huaco».
Y los policías pese a verlo al supuesto huaquero con su machete, herramienta inapropiada para el huaqueo, se lo llevaron a la comisaría para las investigaciones del caso.
Estando allí los efectivos interrogaron al acusado diciendo:
– «Dinos ahora quienes son tus complices?»
Y el leñador llorando reclamó su inocencia y dijo: – «Como les vuelvo a repetir, yo solamente me limitaba a conseguir leña por la hueca, y por casualidad hallé el huaco».
Mientras tanto, los hijos del leñador, preocupados que su padre no regresaba a casa durante la mañana, fueron a buscarlo por las lonas donde él solía buscar leña. Al no encontrarlo, preguntaron a los pobladores de la zona si habían visto a un señor que juntaba leña por esos lugares, y al no darles razón se desplazaron al pueblo a denunciar su desaparición en la comisaría. Llegando allí encontraron detenido a su padre, de inmediato averiguaron el asunto de la detención preguntando a los policías:
– «¿Por qué motivo está detenido nuestro padre?».
Y los policías enseñando la supuesta prueba del delito respondieron:
– «Porque lo pillamos robando este huaco en un complejo arqueológico».
Y los hijos del leñador obviamente rechazaron dicha acusación en contra de su padre y les dijeron:
– «¡Eso no puede ser cierto!. Nuestro padre solo se dedicaba a juntar leña».
Y los efectivos dijeron: – «Ustedes como hijos, tienen que decir que su padre es un angelito, pero hasta que se demuestre que es inocente, seguirá detenido».
Y como no tenían los suficientes recursos económicos para contratar los servicios de un abogado para defender a su padre, tuvieron que esperar los resultados de las investigaciones.
En el transcurso del día, los policías culminaron las investigaciones del robo, y obtuvieron como respuesta la inocencia del leñador, ya que sus rasgos físicos y el color de su ropa no coincidían con la de los verdaderos delincuentes.
Teniendo este resultado, los efectivos creyeron en la inocencia del leñador optando por liberarlo. Previo a abandonar el establecimiento policial, el leñador se encaró a los policías que lo detuvieron injustamente y les dijo:
– «¡Primero averigüen antes de detener a un inocente!».
Y los policías le respondieron dándole un sabio consejo:
– «Para otra vez, lleve sus documentos personales consigo y así evitará circunstancias desagradables».
Y se fue camino a su casa, después de haber estado detenido injustamente por varias horas.
FIN
– Moraleja del cuento: Siempre debemos llevar consigo nuestros documentos de identidad para así evitar circunstancias desagradables.
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