Cuento Infantil para niños, escrito por: Denisse Adriana Guerrero
Carolina Guardo el dije en su mochila, y continuaron caminando; cuando llegaron a la casa de Juan, estaban sus padres preparando la comida.
─ «Papá, mamá ¡volví!, traje a comer a mi mejor amiga Carolina» ─ replicó Juan, caminando hacia la cocina.
En ese momento Carolina se sentó sobre un pequeño sofá que había en la entrada, mientras observaba a Juan alejarse; abrió su mochila y sacó el pequeño dije dorado, lo observó por algunos minutos colocándolo a contra luz, dándose cuenta de que el objeto cambiaba a un color marrón obscuro.
─ «Esto es muy raro, nunca había visto algo semejante» ─ pensó.
Escuchó algunos pasos y vio a Juan acercarse al sofá en compañía de sus padres. Inmediatamente guardó el dije en uno de los bolsillos de su pantalón.
─ «Buenas tardes, yo soy Carolina»─ extendiendo su mano derecha a la madre de Juan.
─ «Buenas tardes, es un gusto conocerte» ─ respondió la madre de Juan estrechando la mano de Carolina.
─ «Pasemos a la cocina, a degustar de los alimentos» ─ dijo el padre de Juan, mientras observaba a Carolina pensativa.
─ «¿Pasa algo malo Carolina?» ─ preguntó Juan.
─ «No, solo que el dije ha cambiado de color» ─ respondió Carolina.
─ «¿De qué clase de dije hablan?» ─ pregunto el padre de Juan.
─ «Lo que pasa es que encontramos un dije frente a la vieja casona»─ respondió Juan.
─ «Este es el dije del que encontramos»─ dijo Carolina mientras se lo mostraba a los padres de Juan.
─ «En verdad padre, ese dije pertenece a mi bisabuelo. ¿Por qué nunca me hablaste de él?» ─ pregunto Juan, observando detenidamente el dije.
─ «Bueno es que es un objeto muy antiguo, que creí estaba perdido» ─ respondió el padre de Juan.
─ «Tal vez el abuelo vivió en la vieja casona» ─ dijo la madre de Juan.
─ «Es un dije tan extraño, ¿el bisabuelo de Juan vivió aquí?» ─ pregunto la niña.
─ «Probablemente, esto quiere decir que llegó el gran momento» ─ dijo el padre de Juan.
─ «¿Cuál es ese gran momento?, ¿qué quieres decir con eso?» ─ pregunto Juan Gómez muy desconcertado.
─ «Ese gran momento es que, no nos mudaremos de este pueblo debido a que comienzan largos periodos de búsqueda; tu bisabuelo era militar y siempre trajo consigo ese dije; en cada una de sus batallas, antes de que el muriera dijo en su testamento que si alguno de los descendientes de la familia o personas cercanas a ellos encontraba el dije dorado con la primer letra de su nombre en medio sería el primero en entrar a la vieja casona, y abrir con la pequeña llave del dije el cofre marrón obscuro» ─ respondió el señor Gómez..
─ «Sí que es un gran misterio, ¿entonces no nos mudaremos ahora?» ─ le preguntoó el hijo a su padre.
─ «Esperaremos la respuesta del cofre y lo que indique el color del dije, mientras tanto tú y Carolina tendrán que prepararse para vivir la primera aventura de su vida en la vieja casona» ─ respondió el señor Gómez.
Ese mismo día, por la noche Carolina le contó a su madre todo lo que había sucedido: la niña estaba muy emocionada y feliz porque su amigo Juan no se iría del pueblo.
─ «Fue estupendo saber que Juan no se va a mudar» ─ dijo Carolina muy entusiasmada.
Al día siguiente no habría clases, así que Carolina y Juan entraron a la vieja casona por la mañana; esta era enorme, llena de objetos de valor muy antiguos.
─Juan hay que estar muy atentos, para encontrar el cofre marrón obscuro─ dijo Carolina.
─Por supuesto, nos dividiremos; tú iras por la derecha y yo por la izquierda─ respondió Juan.
─ ¿Me dejarás sola?─ dijo Carolina con tristeza.
─Claro que no, era broma; iremos juntos por ambos lados. ─ respondió el niño, riendo sarcásticamente.
─Me parece bien, ¿viste ese resplandor?─ cuestiono la niña.
─Si lo vi, proviene de atrás de aquel cuadro; ¡vayamos a ver!─ dijo el niño Gómez.
─ ¡Vamos!─ respondió Carolina.
Los niños se acercaron lentamente hacia el cuadro, y vieron un cofre enorme, resplandeciente de color marrón obscuro.
─ ¡Es este!, lo hemos encontrado, saca llave que está en mi bolsillo derecho─ le ordenó Carolina a Juan.
─Claro, ¿Es esta?─ pregunto Juan.
─Sí, ¡es esa!, ahora abre el cofre, es prudente que tú lo hagas yo no pertenezco a la descendencia de tu familia.─ respondió la niña.
Mientras Juan se inclinaba para introducir la llave, Carolina trataba de quitar el cuadro. Cuando por fin lograron abrirlo encontraron dentro miles de monedas de oro y un pergamino que decía “descendiente de mi familia, esto es para ti guarda el dije que has encontrado te protegerá de cualquier batalla u obstáculo en tu vida” con una pequeña firma al final que tenía escrito a tinta dorada “Juan Acevedo 1824”.
Juan se puso muy contento con aquel cofre viejo y de cerradura dorada, salió de la vieja casona en compañía de Carolina, la abrazo fuertemente y le dijo:
─ ¡Muchas gracias, amiga de mi alma!, me alegro de haber compartido este momento contigo─
─No tienes por qué agradecerme, eres mi mejor amigo y siempre estaré a tu lado─
─ ¿Lo prometes?─ cuestionó Juan.
─ ¡Lo prometo!─respondió Carolina.
Se abrazaron, estaban muy felices por el gran tesoro que había encontrado en la casona. Después de unos segundos caminaron a casa en busca de una nueva vida para Juan y sus padres.
FIN
– Moraleja del cuento: El valor de la verdadera amistad, alejada del rechazo.
– Valores del cuento: Amistad. Respeto. Lealtad. Tolerancia
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