Cuento corto para niños, creado por: Cristina Velazquez
Había una vez, un tigre y un mono que un día, cansados de hacer siempre lo mismo salieron a buscar un lugar que les gustara, para quedarse a vivir en él. Anduvieron mucho hasta que lo encontraron, era el lugar más bello que nunca antes habían visto. Montañas de distintas alturas, altas, pequeñas, de un hermoso color verde que les daban los árboles y plantas que vivían en ellas.
Allí se quedaron y el mono con sus manos hizo un agujero en la montaña y armó una cueva para los dos. Así pasaron los días, felices, buscando comida y jugando con cuanto animal se les acercaba.
Una mañana vieron que sobre las montañas había gente, y como se asustaron se quedaron quietos observando. La gente iba y venía de una montaña a la otra. Parecía que algo estaban construyendo, pero nuestros amigos no podían saber de qué se trataba.
Después de unas semanas vieron en aquél lugar un hermoso tren, el Tren de la Alegría se llamaba, que paseaba sobre las montañas. Iba lleno de niños que con sus narices pegadas a las ventanillas, miraban las montañas. Así fue durante muchos días, hasta que la curiosidad de Liso (el mono) y Cholo (el tigre) no aguantó más y corriendo y a los saltos subieron hasta lo más alto de la montaña, para esperar la hora en la que pasaba el tren. Apenas lo vieron aparecer saltaron al techo y desde allí bajaron las cabezas dejando sus hocicos pegados a las ventanillas detrás de las cuales estaban las narices de los niños. La primer reacción fue de susto! Pero como pronto Liso y Cholo comenzaron a hacer caras y piruetas los chicos comenzaron a reírse, primero tímidamente, y después a las carcajadas, tan fuerte se reían que los guardas aparecieron para ver qué pasaba! Y apenas vieron el espectáculo se quedaron y se rieron tanto como los chicos con las monadas de nuestros amigos.
Terminado el recorrido el maquinista fue al encuentro de Liso y Cholo, les dio alimento y les pidió que regresen al día siguiente.
Desde ese día fueron todos los días, a la misma hora, esperaron el tren y divirtieron a todos y cada uno de los niños que subían a él. Recibieron comida y cariño, supieron que esa era exactamente la vida que querían tener. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron:
-“Somos muy felices”
Moraleja del cuento: Luchar por lo que uno quiere
Valores del cuento: La amistad y la tenacidad
FIN
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Muy buenos y lindos asi aprenden mucho los niños bueno y yo