LA CASA DE CHUCHERIAS

Cuento Infantil para niños, creado por: Isabel García Giner

Había una vez una niña llamada Elisa, vivía con su papá y su mamá, su hermano pequeño, y su perro Simbá. a Elisa le encantaba ir al bosque a por flores, porque le encantaba hacer collares con ellas, siempre iba con  su perro Simba. Pero un día que fue al bosque con su perro como otro dia cualquiera, se alejó demasiado del bosque y se perdió….. Simbá empezó a ladrar, como sinónimo de advertencia de que se habián pérdido. Elisa asustada quiso encontrar el camino de su casa pero no sabia, entonces a lo lejos vio una casa y cuando se acercaron, vieron que esa casa no era una casa normal, sino era una casa de chucherías.

Mientras tanto el padre de Elisa estaba preocupado porque su hija no volvía a casa y estaba anocheciendo, se asustaron tanto, sobre todo la madre, que el padre fue con algunos aldeanos del pueblo a buscarla al bosque.

Elisa llego al lugar de la casa muy curiosa y muy particular,  la verdad, quiso entrar ya que estaba anocheciendo, Simbá le tiraba de la chaqueta para que no entrará, pero Elisa entró, y alucinó cuando vio la casa por dentro, estaba decorada de chucherías, de nubes, de moras, de fresa, de regalices….. Elisa al ver tantas chucherías le entro hambre.

Cuando observó que en una mesa había una tarta de cerezas, Elisa hambrienta comió un trozo, y exclamo:

– ¡Uhmm! ¡ Que rica esta esta tarta!, comeré otro trozo.

Y así lo hizo, cuándo se terminó  su primer trozo se partió otro, pero no quiso comer más porque la tarta era demasiado grande y sino le iba a doler la tripa.

Pasado un rato Elisa oyó pasos, alguien se acercaba a la casa. Elisa y su perro Simba se escondieron debajo de la cama, y vieron como entraba en la casa una señora de unos sesenta años.
La anciana que vivía en aquella casa vio algo extraño, la tarta de cerezas que había hecho le faltaba un buen trozo, y pensó:

– ¿Alguien ha comido de mi tarta? ¿alguien ha estado en mi casa?

La anciana que tenia buen olfato, olió que alguien estaba en su casa y que había un animal, y empezó a buscar. De repente, Elisa estornudo

– ¡Achisss!

Y la anciana la descubrió, y le dijo:

– ¡Sal de ahí abajo niña!, no te voy a hacer nada.  Elisa salió debajo de la cama junto con su perro Simbá.

Y la anciana le pregunto:

– ¿Cómo te llamas niña?

– Elisa, y este es mi perro se llama Simbá. – Respondió la niña.

La anciana le ofreció un trozo más de tarta y un vaso de leche, y a Simbá le dio un poco de agua, ya que no tenía comida para perros. Elisa se lo agradeció. y Simbá también, con un ladrido.

Mientras en el bosque el padre y los aldeanos del pueblo seguían buscándola a ella y al perro, pero de pronto el padre se paró y contempló a lo lejos la casa de chucherías, y como sabía que su hija era muy curiosa y le encantaba  los caramelos, no dudó ni un momento en acercarse hasta esa casa, los aldeanos le siguieron.

Cuándo llegarón a la casa el padre llamó a la puerta.

– Toc, Toc, Toc….

La anciana le abrió, y el padre dijo.

– Buenos días señora, no habrá visto por casualidad a una niña pequeña con un perro.

La anciana le dijo: – Pase, ¿ esta es su hija?

La niña en cuanto vio a su padre se abalanzó sobre él abrazarle y el perro también. El padre cogió a la niña para llevársela a casa, pero antes le agradeció a la anciana que cuidara tan bien de su pequeña y de su perro.

La anciana le dijo que no les había molestado para nada, que la niña era un encanto. Elisa le prometio a la anciana que la iba a visitar muy a menudo, pero en compañía de su padre o su madre para no perderse más por el bosque. La anciana la sonrió y antes de irse le dio el resto de tarta de cerezas que ella misma había hecho.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado, espero que te haya gustado.

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