Cuento Infantil para niños, creado por: Any Belkys del Carmen Ortiz (Dominicana)
Había una vez en el bello continente europeo, una casa pequeña, alejada del ruido de los autos y del humo de los coches. Un científico llamado Robert Fraunds era tímido, inventor, imaginativo, alto, de bellos ojos marrones y pelo castaño; un hombre totalmente inteligente.
A Robert le gustaba la soledad, era su inspiración, le encantaba crear cosas nuevas (era único).
Un día le vino a la mente una gran idea, crear un amigo, el cual lo acompañase en sus momentos de tristeza, de alegría, un amigo fiel, ¡un robot!. Ese mismo día comenzó su nuevo invento; buscó los materiales y los fue uniendo poco a poco hasta terminarlo.
Cuando estaba listo lo encendió, pero no funcionó, no hizo absolutamente nada, Robert se sentía desilusionado de su invento. Pero de repente escuchó una voz grave que decía:
– Hola, soy tu amigo.
Cuando Robert miró era el robot que funcionaba y le dijo que se llamaría Nao, y que desde ese momento serían los mejores amigos.
El Robot dijo:
– Hola soy tu amigo Nao.
Robert con una gran sonrisa en su rostro dijo: – ¡Sí! Eres mi amigo Nao, ahora voy a apagarte para hacerte unos arreglos.
Terminó de darle el último toque, lo creó de tal manera que podía expresar sentimientos, como: amor, felicidad, etc. Pero no podía sentir odio.
Robert lo encendió y Nao estaba feliz al ver su amigo tan ilusionado.
Nao le preguntó a Robert: -¿En que puedo ayudarle?
Robert contestó: – ¿Me puedes pasar ese lapicero?
Nao dijo: – ¡Sí amigo, con mucho gusto!
Desde ese momento formaron un gran equipo, lastima que Robert estaba enfermo. Poco a poco se fue debilitando y Nao, al ver su amigo enfermo estaba muy triste. Una mañana Robert le dijo a Nao que si podía abrazarlo.
Nao preguntó: – ¿Que es un abrazo? ¿Por qué quiere un abrazo?
Robert contestó: – Un abrazo es el mejor afecto de amor, si amas a alguien abrázalo.
Nao abrazó a Robert con sus diminutos brazos. Nao era pequeño, de cuerpo blanco, cabeza blanca y negra, ojos grandes y negros.
Pasaron años y años, y la enfermedad de Robert empeoró, hasta el punto de tener que operarlo. Nao no podía expresar lo que sentía en ese momento, a pesar de ser un robot que expresaba sentimientos.
Robert salió bien de la operación y se recuperó rápido, cuando lo trasladaron a su acogedora casa, su amigo no estaba para recibirlo, no funcionaba, no hacía absolutamente nada. Lastima que Robert no podía repararlo, no porque no quería, sino porque tenía que recuperarse totalmente.
Pasó un mes y Robert estaba completamente sano y tenía fuerzas para reparar a Nao.
Lo reparó y quedó como nuevo. Nao ya podía moverse, hablar, y jugar, pero él ya no quería ser robot, quería ser humano, para poder sentir verdaderamente que es amar.
Era algo imposible para Robert, pero se acordó de una frase que le dijo su padre: – » Hacer de lo imposible lo posible, por más difícil que sea”.
Robert preguntó a Nao: – ¿De verdad quieres ser humano?
Nao dijo: – Sí, estoy deseando.
Robert con su inteligencia, inició su nuevo experimento; primero apagó a Nao y lo desconectó por todas partes, preparó una mezcla que parecía piel humana y así sucesivamente hasta terminarlo.
Nao seguía siendo un robot por dentro, pero por fuera era humano, tenía todas las características de una persona. Nao estaba feliz y le dijo a Robert:
– Gracias papá, ¡te amo!
En ese momento Robert sintió una gran alegría, y le dijo:
– Te amo hijo.
Desde ese día Nao y Robert fueron padre e hijo, pero su felicidad fue mayor cuando nombraron a Robert presidente de la empresa de robot de toda Europa.
Un día tocaron la puerta de la casa y eran unas personas coleccionistas de robots que querían comprar a Nao, Robert les dijo que no, que se marcharan de su casa porque Nao más que un robot era su hijo, su compañero de vida.
Fueron muchas las propuestas que le hicieron a Robert, pero les demostró que el amor es más fuerte que el dinero, ya que el dinero es fácil de conseguir, pero encontrar a alguien que te ame es mucho más difícil.
FIN
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