Cuento Infantil para niños, escrito por: Juan Pablo Urcola
Un día muy brillante y espléndido hacía esa mañana cálida de marzo. El cielo se extendía como un manto celeste intenso y los rayos de sol resplandecían como oro. Julio se preparaba para ir a la escuela mientras desayunaba en la cocina un suculento té con leche, con unos ricos y churros.
Siempre, Julio, tenía por costumbre salir unos minutos antes con su mamá para poder pasear a “Jaco”, su cachorrito, antes de entrar a clases. Al salir de su casa, Julio notó algo muy peculiar en el cielo; una nube gris a lo lejos venía por el horizonte. Al entrar a clases, la maestra de Julio les pidió a toda la clase que escribieran una narración sobre algo que les haya llamado poderosamente la atención en estos últimos días. Así fue que todos los compañeros de Julio se pusieron a escribir: María empezó a hacer una redacción sobre el broche de perlas de su abuela Rita; Juan escribía sobre el nido de pajaritos que vio en el parque; Antonella escribía sobre la ballena que vio en un documental en la tele; Alfredo sobre los dientes postizos de su bisabuela Cloe; y Julio sobre La Nube Gris.
Esta fue la Narración de Julio:
– Como todos sabemos, las nubes se presentan en el cielo con variadas formas y tamaños. Las hay regordetas, estiradas, como algodones o como altas montañas. Pero existen otras, que nos llaman la atención no por su forma sino más bien por su color. La mayoría son blancas, pero las hay rosadas, amarillentas, negras o moradas. Hoy vi una color Gris. ¡Si, gris! Mi abuelo, que cultiva la tierra y siembra verduras en su huerta, me ha dicho que es necesario que pronto llueva para que puedan germinar las semillas y así nacer las plantas; ya que hace dos meses que no llueve en nuestra región. Hoy tuve la esperanza de que la lluvia llegaría pronto al ver esa hermosa nube gris. Mi abuela dice que «la esperanza es lo último que se pierde” y por eso tengo fe de que hoy las gotas caerán del cielo y acariciaran la tierra para que ésta pueda dar frutos, hoy más que nunca soy feliz por ello.
A la una de la tarde, tocó la campana para salir del colegio. La mamá de Julio lo fue a buscar y lo esperaba salir.
– Hola hijo. ¿Cómo te fue hoy?
– Bien mamá. Que alegría que vengas por mi. Pero… ¿y ese paraguas que traes?
– ¡Ah! Julio, es que hace rato se ha puesto a llover.
Julio volvió a su casa disfrutando de la lluvia con mucha felicidad. ¡Su esperanza triunfó y la lluvia llegó!
FIN
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Muy lindo el cuento
Me encantan sus cuentos, se los leo a mis nenas y les fascinan. Gracias