Cuento Corto para niños; escrito por: Ulica Tizaber
Había una vez un hipopótamo muy pequeño y de color verde que vivía en una caja de cartón de muchos colores y con muchas letras. Siempre estaba a oscuras, ya que hacía tiempo que los niños que solían jugar con él y sus hermanos, se habían hecho mayores, y los tenían
abandonados en el altillo de un armario.
Un buen día, Hipotami, así se llamaba el hipopótamo verde, sintió un zarandeo leve en la caja.
– «Será que han colocado algo más a nuestro lado», – pensó Hipotami, y siguió dormitando.
De repente, otra zarandeo, esta vez algo más fuerte. Hipotami se quedó con los ojos abiertos, vigilante por si pasaba algo más y tenía que despertar a sus hermanos. Al poco rato, una minúscula mano se introducía en la caja, agarró a su hermano azul de una oreja, y de golpe salieron todos.
Hipotami recordaba de veces anteriores, que estaban sentados en una alfombra roja, y que sus tres hermanos y él hacían un círculo mirándose. Cuando abrió los ojos, lo que vio le impresionó mucho, él estaba pegado a la alfombra, pero sus tres hermanos ¡estaban desperdigados por el suelo de la habitación de un bebé!.
Hipotami intentó esconderse como pudo, y justo en ese momento, llegó el primo mayor del bebé y le dijo:
– «Julita, ¿quién te ha dado esto?, este juego es de cuando éramos muy pequeños mi hermana y yo. Si quieres lo arreglamos y jugamos todos juntos».
Pasado un rato, los niños llegaron con herramientas, pegamento y una foto de cómo era el juego antes del desaguisado. En cuestión de minutos, Hipotami volvió a ver a sus hermanos reposando tranquilamente en la alfombra roja, y al mirarse, se emocionaron porque hacía tiempo que no se veían tan claramente.
Todos los niños incluido el bebé, se sentaron alrededor de los hipopótamos de colores. Leyeron en voz alta las instrucciones del juego, y se pusieron manos a la obra.
Los niños lo estaban pasando en grande, sólo se oían risas. A Hipotami y sus hermanos les gustaba su misión como juego de mesa. Entendieron que habían vuelto a la vida anterior, y se pusieron muy contentos al ver que seguían sirviendo para que los niños disfrutaran.
Hacían competiciones para ver qué hipopótamo tragaba más bolas de su mismo color, y siempre ganaba Hipotami. Era el hipopótamo más despierto del juego, y enseñó a sus hermanos a tener una actitud solidaria, tolerante y positiva ante la vida.
FIN
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muy bueno los cuentitos, cada dia se lo cuento a mi hijo…
Muy buenos todos los cuentos
Publicados en esta página
Muy bueno todos los cuentos publicados
muy buen cuento pero podria ser mas corto
Seria mucho mejor si fuera mas corto
muy bueno este cuento, lo utilice para reafirmar el valor de la tolerancia en mi hogar comunitario los capullitos. Gracias, siempre los tendré muy en cuenta para esa temática.
bueno me sirvio para el trabajo a realizar