Un tema que preocupa mucho a las mamás como tú, son las rabietas o berrinches de sus hijos.
Son muchas las mamás que han contactado con nosotros para pedirnos asesoramiento ya que están desesperadas o desbordadas sin saber cómo actuar con sus hijos cuando sus hijos tienen berrinches, rabietas, pataletas o explosiones emocionales.
¿Te pasa algo parecido? ¿Sí? Tranquila sigue leyendo…
Hoy escribimos este artículo para enseñarte a entender lo que sienten tus hijos cuando sufren una rabieta o berrinche, y lo más importante de todo, qué esperan de ti en esos momentos.
LAS RABIETAS O BERRINCHES TIENEN UN OBJETIVO EN TU HIJO
La rabieta o berrinche es el modo de comunicación más a mano que tienen los niños.
Son una forma de expresión emocional de tu hijo, de manera que si tomas la decisión de ignorar una rabieta porque piensas que es lo mejor en ese momento, estarías ignorando la emoción que está experimentando el niño en ese momento, y esto es algo que lejos de ayudar, lo que hace es alejarte del correcto desarrollo de tu hijo.
Una rabieta no es otra cosa que un enfado infantil, motivado por la impaciencia de no haber conseguido algo que se quería, tanto en forma de objeto material, como emocional.
La frustración y la falta de autocontrol supera los límites del pequeño.
Esto anterior desemboca en una situación donde el niño sufre sin saber muy bien cuál es el motivo, y se encuentra totalmente desubicado, triste y con una auténtica necesidad de cariño momentáneo.
En la mayoría de los casos en los que se ignora este estado, el resultado está relacionado con la ansiedad o la depresión, porque el niño entraría en un estado de resignación, que directamente le haría aprender que haga lo que haga, nunca va a conseguir lo que desea, es lo que se llama la indefensión aprendida.
¿Cómo identificar una rabieta o berrinche?
Las características que definen y están detrás de una rabieta, son la impulsividad propia de los más pequeños, la carencia de tolerancia a la frustración frente a situaciones contrariadas para ellos, y el incipiente uso de razón que aún está por desarrollar.
Todo esto hace que en ocasiones la rabieta se considere exagerada o llamativa, en cuanto a que se llega a etiquetar como una llamada de atención y un teatro innecesario, y esto es un craso error, ya que la emoción infantil es la más intensa y pura que existe.
Sus emociones son espontáneas, realistas y verdaderas, y del mismo modo que tu hijo está riendo a carcajadas en un determinado momento y a veces por ningún motivo, al instante, está llorando desconsoladamente y no hay manera de poder tranquilizarlo.
Eso que siente el niño en esos momentos tan unidos en el tiempo, son emociones verdaderas, que al no estar mediadas por el razonamiento propio de un cerebro maduro, se dan en el aquí y el ahora, sin un filtro racional que las regule.
LA NORMALIDAD DE LAS RABIETAS
Cualquier niño con edad comprendida entre 1 y 6 años ha experimentado o llegará a tener en algún momento de su vida, episodios de berrinches incontrolables, y de rabietas espontáneas de manera descontrolada.
Esto, lo único que quiere decir es que el niño está forjando su personalidad y retando a los componentes de su entorno, para darles a entender que él va a hacer lo que esté a su alcance para conseguir lo que quiere.
Las rabietas y berrinches por lo tanto forman parte del desarrollo normal infantil, y es totalmente necesario que las rabietas aparezcan en su máximo esplendor.
Es paradójico pensar que si un niño no pasa por esa etapa, estaríamos frente a un problema severo, ya que tendría ciertos reparos a exponerse al mundo y experimentaría un abatimiento total de los deseos, cosa que resultaría de una gravedad superior al hecho de controlar las rabietas y enfados de los pequeños.
¿Cómo debes actuar ante una rabieta o berrinche de tu hijo?
Tu reacción frente a esas rabietas va a determinar su desarrollo y posterior evolución y afrontamiento adulto de los problemas y las preocupaciones, ya que lo que hagas condicionará el resto de la vida de tu hijo.
De forma que si sucumbes a ese momento, a esa necesidad emocional que les invade al no saber qué les pasa, podría ayudar a tranquilizarlos, pero iría en contra de lo que se requiere hacer, ya que tu pretensión en situaciones de rabieta, será que tu hijo aprenda a conocer las consecuencias de algo que podría haber resuelto de manera sosegada y tranquila.
En cualquier caso, las rabietas deben considerarse normales dentro del día a día de los más pequeños, y como madre, no debe asustarte ni bloquearte el hecho de no saber cómo atajarlas.
Con el tiempo y la costumbre, verás las rabietas de tu hijo como un aprendizaje de algo nuevo, que se repetirá de vez en cuando hasta que el motivo de su rabieta quede totalmente asimilado en su personalidad.
Como madres y educadoras de nuestros hijos cometemos errores graves sin saberlo, esperamos que este artículo te haya servido para entender mejor lo que siente tu hijo cuando tiene una rabieta o berrinche, recuerda que debes estar cerca de él, necesita tu cariño y comprensión, no intentes razonar en ese momento, simplemente necesita que estés a su lado.
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Aprenderás a calmar a tu hijo cuando tenga una rabieta o berrinche descontrolado.
CONSEJOS O TRUCOS PARA AFRONTAR LAS RABIETAS DE TU HIJO POSITIVAMENTE
Seguro que tienes algún truco que empleas cuando tu hijo tiene una rabieta o berrinche, cuéntanos cómo afrontas estas situaciones, comparte con todas las mamás de nuestro portal tu experiencia, tus trucos, etc… ¡¡Gracias!!
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De mi hermana, Sara, he aprendido mucho; con sus dos hijos ella siempre parte por acogerlos y aunque no hablen bien, tratar de identificar junto el motivo de la rabia/pena. Con el mayor de 5 años, incluso ya han llegado a un punto en el que, desde que tenía 3 años y medio, cuando está muy enojado/triste ella le conversa y, en oportunidades, le pregunta si cree que puede calmarse solo. En algunos casos él mismo ha llegado a pedirle que lo deje solo, que él puede calmarse. Ella va monitoreando el proceso y le pregunta al rato si ya se siente más tranquilo. Veo ambas opciones como caminos muy positivos para el desarrollo de una emocionalidad conciente de sí mismo, enriquecedora. Con mi hijo de 1 año dos meses he tratado de aplicar las mismas ideas; me da mucha pena cuando aún escucho a padres coetarios míos asegurar que «lo mejor» es dejar a sus hijos llorar hasta que se «calman solos», cuando la realidad es que sus pequeños cuerpos están secretando elevadísimos niveles de cortisol (hormona del estrés) lo cual funciona como un opiáceo que finalmente los «adormece», en NINGÚN caso los calma. La justificación es «a nosotros nos dejaron así y no estamos traumados»; con todo respeto, si piensan de adultos que dejar llorar a un pequeño de año y medio es «lo correcto», ¿no les parece un claro síntoma de trauma? Pese a las enormes limitaciones propias de ser seres humanos, creo que es fundamental que tratemos como podamos de acoger y calmar a nuestros hijos. Así los acompañaremos para que crezcan como personas íntegras y, ojalá, seguras de sí mismas.
Mi hijo de 13 meses empieza con sus primeras rabietas….intentamos que se calme solo,sin gritar.
Explicarle es tontería y cuando conseguimos distraerle para que olvide lo que quería y porque se ha enfadado…vuelve a sonreír.