Fran tenía 28 semanas cuando comenzó a dar muestras de ser ahorrador, y de preocuparse por la naturaleza. Desde que nació había sido muy espléndido con las cosas, por ejemplo, dormía con la luz del pasillo encendida porque le daba miedo la oscuridad, a medianoche se despertaba con hambre, y lloraba hasta que su madre iba a darle dos petit-suisse y un plátano, y tenía tres chupetes siempre cerca, por si alguno se le perdía, no tener que buscarlo.
Un buen día, sus padres y su hermana se quedaron perplejos, al comprobar que Fran lloraba cuando la luz estaba encendida, y se quedaba dormido plácidamente, cuando ésta se apagaba. Entre ellos comentaron lo sucedido, y pensaron que sería cosas de bebés, así que no le dieron mayor importancia.
Esa misma noche, la madre de Fran tenía preparados los petit-suisse y el plátano en la mesita de noche, para dárselos en cuanto se despertara, pero qué sorpresa se llevó cuando sonó el despertador, y todo seguía en su mesita, ¡Fran no había llorado por la noche! Todos se despertaron muy contentos por haber dormido sin interrupciones.
Cuando Fran abrió los ojos, vio a todos dispuestos a felicitarle por cumplir su semana 29, y aunque no eran partidarios de regalar cosas por los cumple-semana, pensaron que regalarle una cadenita para enganchar el chupete y que no se le perdiera, era algo bastante útil. En ese momento, de nuevo se vieron sorprendidos al ver que ninguno de los tres chupetes estaba en la cuna, Fran los había escondido en su escondite secreto, y nunca más supieron de ellos.
Todos se dieron cuenta de que nunca es demasiado pronto para aprender cosas nuevas. Si con 29 semanas, Fran era capaz de ayudar con sus acciones a la naturaleza y a su propia familia, que no sería capaz de obtener con 29 años…
FIN
Cuento corto escrito por Lucía y Ulica
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guay