Había una vez un pájaro llamado Espino, al que le gustaba mucho revolotear al lado de los cables de la red eléctrica que existen alrededor de muchos pueblos.
Le gustaba estar cerca de los postes de la luz, porque era un sitio donde hacía calorcito, y los pájaros tenían donde posarse.
En los cables, había un extraño elemento rojo, al que los pájaros llamaban «el señor cogollo rojo«. Este extraño cogollo rojo, tenía forma esférica, era blandito y de color rojo como los «pimientos de piquillo». Además, había cogollos rojos distribuidos por todo el cable, lo que llamaba mucho la atención de los pájaros.
Un día, se acercó otro pájaro llamado Lucas, que era un pájaro estafador, y le dijo a Espino: «el cogollo de color rojo es un señor al que tienes que alabar, ya que nos salva, a nosotros los pájaros, de chocarnos contra los cables, que al ser éstos tan finos, no vemos.»
Lucas, tenía razón en una cosa: el señor cogollo rojo avisaba a los pájaros de que allí había un cable, y de esta manera no se chocaban contra él, ya que la visibilidad de un cable en el aire es muy reducida. De hecho los humanos llaman al señor cogollo rojo por el nombre de «salvapájaros«.
Espino, se quedó extrañado de que un trozo de plástico fuera tan poderoso, y no se lo creyó. Pero el pájaro Lucas insistió, y le dijo: «¿ves aquel pájaro muerto en el suelo…?«, señalando a un pájaro desplumado que había tirado bajo el poste de la luz. Y Lucas prosiguió hablando: «Pues ha sido fulminado por el señor cogollo rojo, ya que no le ha guardado respeto suficiente«.
En realidad, el pájaro desplumado que había en el suelo, era un pájaro que había tenido la mala suerte de tocar dos partes del poste de la luz, que estaban cargadas eléctricamente, y se electrocutó.
Espino se asustó, empezó a preocuparse y a creer la historia de Lucas. Entonces, Espino le preguntó a Lucas cómo podía guardar respeto al señor cogollo rojo.
Lucas, que se hacía pasar como si fuera el representante del señor cogollo rojo de la zona, le dijo a Espino, que para eso debía pagarle a Lucas una cuota a la semana de diez migas de pan.
Espino, que era muy listo, empezó a pensar, y se dio cuenta que era muy raro que para no disgustar a este señor, hubiera que pagar a su representante de la zona.. Así que decidió investigar por su cuenta la autenticidad de ese señor cogollo rojo.
Preguntó a los pájaros más sabios de la zona, por qué había muerto el pájaro desplumado del suelo. Y los sabios le contaron la verdad, había sido electrocutado…
Antes de que Espino se alejara de hablar con los sabios, los sabios le dijeron: «… y recuerda, nunca te dejes engañar por alguien que dice que debes tener miedo de algo, y que no te dé pruebas de que lo que está diciendo es verdad.»
Y así fue como Espino nunca más volvió a confiar en Lucas, ya que había descubierto que trataba de engañarle.
FIN
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Está muy bonito el cuento, porque además trae un buen mensaje y eso me gusta
no debemos de engañar y mentir a las personas
jejeje ese cuento me gustó porque todos se ponen en su sitio donde mas les guste, cada quien tiene por eso su lugar donde ponerse. Algunos tienen calor pero otros tienen frío, bien, eso es lo que me pareció la lectura.
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