Una vez, el elefante más grande que nunca había existido, Jami, fue a ver a una ardilla llamada Ely, para pedirle un favor.
Ely era maestra de matemáticas desde hace muchos años. Por eso, el elefante fue a verla al colegio, pues imaginaba que estaría allí como todos los días.
Jami, el elefante, se llevó una sorpresa cuando vio que la profesora Ely no se encontraba ese día en el colegio, porque había ido a dar clase a una niña que estaba escayolada y no podía asistir al colegio.
Entonces, el elefante se sintió muy mal y se enfadó al ver que no podía pedir ayuda a la profesora en ese momento, y pensó, que tendría que esforzarse mucho más para resolver el problema que le habían puesto en la universidad.
A la semana siguiente, Ely fue a ver al elefante, para ver que es lo que necesitaba aquel día que ella no estaba en el colegio.
– Hola elefante, ¿cómo estás? Me dijeron que fuiste a buscarme al colegio el otro día, ¿qué necesitabas?
– Pues ya nada, porque era para un problema de matemáticas que no sabía hacer… pero me han suspendido.
– Cuánto lo siento Jami, me hubiese gustado mucho ayudarte, ¿me perdonas?
– Buenooo es que estoy enfadado…
– Pero sabes que yo te hubiese ayudado si hubiera estado en el colegio, ¿verdad?
– Si…
– ¿Entonces me perdonas?! ¿Y dejas de estar enfadado?
– Sí, claro que sí Ely! Siento mucho haberme enfadado sin ningún motivo.
Así, el elefante y la ardilla volvieron a estar unidos de nuevo, y Jami, el elefante, aprendió que no puede ser egoísta y supo que no podía tener todo lo que quisiera en el momento que él quisiera.
FIN
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no lo e leido pero creo que va a fantastico!!!
Saber cuando enfadarse y cuando olvidarse… complicado pero posible.