Cuento Corto Infantil para niños/as; escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos
Bibiana era una niña muy divertida, siempre tenía una sonrisa en la boca y todo lo que pasaba a su alrededor era motivo de risa y felicidad.
Esa actitud tan desenfadada con la vida, le hacía tener muchísimos amigos, a los que sin querer contagiaba su bienestar, y éstos a otros amigos, de manera que el resultado de cómo era Bibiana, se transmitía por todo el mundo.
El día de su quinto cumpleaños, su tío preferido le regaló unos guantes de lana preciosos, eran violetas con rayas centrales de todos los colores, y dejaban al descubierto los dedos para manejarse mejor con ellos, y cuando hacía más frío se cubrían con unas manoplas.
Los guantes le encantaron a Bibiana, tanto que si ya irradiaba felicidad por todos los sitios, ahora con sus guantes nuevos, aún era más feliz. Dormía con ellos, comía con ellos y hasta escribía sin quitárselos. Los usaba para todo, hasta que un día la suciedad empezó a hacerse notar.
– «Bibiana, dame los guantes que los voy a lavar», – dijo su madre.
Bibiana desde su habitación y a gritos, contestó: – «Ni hablar, no me voy a quitar los guantes, ya me lavo las manos con ellos para limpiarlos».
La madre muy enfadada fue a su habitación y le quitó los guantes sin mediar palabra. Bibiana se quedó desolada, a punto de llorar miraba sus manos desnudas, y se las llevó a la cara para que nadie la viera llorar.
Cuando se le pasó el berrinche, aunque aún con pocas ganas de sonreír, fue a buscar a su madre y le dijo:
– «Mamá, perdóname por gritarte y no obedecer, pero quería ser yo quien lavara los guantes, y no me has dado la oportunidad de hacerlo ni de planteartelo».
La madre, un poco arrepentida de su actuación, le dijo:
– «No te preocupes hija, está claro que no debes gritar y que lo que tienes que hacer es obeceder, pero entiendo que las cosas muchas veces no salen como queremos. Yo me he precipitado quitándote los guantes, perdóname tú a mí. Lo que más disgustada me tiene es que tu sonrisa ha desaparecido».
Las dos se dieron un abrazo enorme, y poco a poco la sonrisa empezó a dibujarse de nuevo en la cara de Bibiana, la cual se sentía plena de felicidad al haber expuesto a su madre con buenas maneras lo que le había parecido el hecho de quitarle los guantes.
Después de un largo abrazo, las dos se fueron de la mano a hacer la compra, y Bibiana que se iba encontrando por el camino con sus amigos, la paraban y le decían todos:
– «Estás más contenta que nunca, vaya sonrisa tienes Bibiana».
Ella muy contenta por el motivo de su gran sonrisa, les miraba orgullosa de su hazaña y de tener una madre como la suya.
A partir de aquel momento, ambas estuvieron muy unidas, y aunque se enfadaban de vez en cuando por nimiedades, cada día la sonrisa de Bibiana era más grande, ya que su madre le hacía crecer y aprender de la vida como nadie.
FIN
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ME ENCANTÓ EL CUENTO
El cuento estuvo muy padre, el sentido es que Bibiana se enojó con su mamá, pero al final las dos estuvieron felices.