Cuento Infantil para niños, escrito por: Ulica Tizaber
Nora era una niña muy aplicada y obediente, que con tan sólo ocho años comenzó a escribir en un cuaderno de tapas gruesas y rosas, guardado bajo llave con un candado en el lado.
La niña estaba muy orgullosa del diario que en su cumpleaños le habían regalado sus abuelos, y
siempre recordará lo que su abuela le dijo al dárselo:
– «Nora, este diario será como tu mejor tesoro si escribes todos los días en él hasta que se terminen las hojas. Cuídalo mucho y no te arrepentirás».
Todos los días la niña antes de irse a dormir, sacaba el diario de debajo de la almohada, se sentaba a los pies de la cama, y comenzaba a escribir lo que había hecho durante el día. Había días que rellenaba dos hojas, y otros apenas le salían las palabras. El caso es que según pasaban los años, Nora no dejó de escribir ni un sólo día en su diario, y cuando echaba la vista atrás veía como había evolucionado su letra, y el contenido del diario.
Ahora con casi catorce años, contaba cosas muy diferentes a las que escribía al iniciarlo, y si dedicaba un momento a recordar cada cosa que escribía, conseguía tener un ligero recuerdo de cada experiencia escrita.
Un buen día, dejó de tener espacio para escribir, y de manera provisional añadió algunas hojas más en la parte final, mientras su madre le compraba un diario nuevo. Todos los días Nora le preguntaba a su madre si había encontrado el diario, y la madre le decía que ya no los fabricaban, que ahora sólo hacían agendas.
Nora estaba disgustada, con lo sencillo que era el diario y ya no los hacían. Entonces se le ocurrió hacerse su propio diario. Con muchos folios partidos por la mitad hizo un montón de una altura de unos cinco centímetros, los unió con una cuerda alrededor, y un candado que colgaba de la cinta. Sabía que cualquiera lo podría leer, así que lo que hizo para convertirlo en diario fue esconderlo donde nadie lo pudiera encontrar, ese era el secreto de los diarios, que eran íntimos y personales, y sólo los podía leer quien tuviera la llave del candado.
Nora empezó a escribir en su nuevo diario, y se acordó de lo que su abuela le dijo y pensó:
– «Que buena idea tuvo mi abuela, estos diarios son mi propia autobiografía, no me voy a arrepentir nunca, y con la experiencia que tengo para relatar hechos, creo que de mayor seré escritora«.
Y así fue como un gesto de niñas como es escribir en un diario, se convirtió en una auténtica profesión. Nora era una de las escritoras de cuentos infantiles más leídas del mundo, siguió escribiendo en su diario hasta el último día de su vida, y siempre mantuvo en secreto el lugar donde guardaba sus numerosos diarios.
FIN
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esto tambien es largo
esto es muy largo, porque Ulica Tizaber