Cuento Infantil para niños, creado por: Paula López L.
Erase una vez una hada muy triste. Se pasaba todo el tiempo metida en su casa, sin querer salir, sin querer tener una vida social.
Un día salió de su casa a sacar la basura, iba con la cara muy triste y de regreso a su casa un niño llamado Francisco le dijo:
– «Hola, ¿quieres jugar con nosotros a los congelados?
El hada simplemente dijo si moviendo su cara. El niño le preguntó con interés:
– «Qué te pasa?»
El hada respondió: – «No, nada». – Fingió sonriendo.
Francisco después le preguntó:
– «Anda, dímelo, no seas tímida».
El hada le dijo todo Francisco, y él se quedo sorprendido.
Cuando iban a jugar Francisco le dijo a su mejor amiga lo que le pasa al hada, su amiga se quedó igualmente sorprendida. Sin decir nada su amiga Fernanda se le dijo a sus amigos para que entre todos le pudieran sacar una gran sonrisa feliz. Hicieron todo lo posible para sacarle la sonrisa, no pudieron hasta que Francisco tuvo una mejor idea. La idea era que el hada fuera a la casa de Fernanda y los amigos le pedían un vaso de leche casera y ahí es donde le darán su sonrisa, un regalo que ella pidió hace tres años. Fueron a buscar su regalo que tanto le gustaba, que era una hermosa casa del Árbol, ya que siempre tuvo esa ilusión. Entre todos los amigos y ayuda de adultos, hicieron la casa árbol.
Fernanda le dijo al hada:
– «Hey hada, su shu, ven y cierra los ojos!
El hada fue tal como le indicaban, cerró los ojos y al cabo de un rato le dijeron:
– «Ya puedes mirar».
Cuando abrió los ojos vio una preciosa casa de árbol, se quedó con la cara sonriente y dijo:
– «¡Soy el hada más feliz del mundo! Gracias amigos, gracias!.
FIN
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