LA MANTARRAYA ALTIVA

Cuento Corto para niños, creado por: Sabrina Sanchez Lara

Érase una vez una mantarraya que siempre paseaba sola en el mar, siempre majestuosa, siempre altiva, pero siempre sola, todos los animales acuáticos la veían pasar y no podían dejar de ver toda esa majestuosidad, esa belleza, esa altivez que hacía a las demás mantarrayas y animales marinos no darse el valor de acercarse a ella.

La mantarraya estaba tan acostumbrada a ser admirada que se olvidó de ser humilde y siempre pensaba que los demás animales marinos no estaban a su altura, por lo que los ignoraba e incluso los hacía menos con comentarios hirientes respecto al aspecto que tenían:

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– Ese pez globo es muy espinoso, y ese tiburón demasiado narizón y el delfín tiene una frente muy grande, y la ballena es muy gorda. – Decía.

A todos los animales les encontraba algún defecto, incluso a las demás mantarrayas diciendo:

– Sus aletas son muy pequeñas o sus colas demasiado cortas.

Siempre tenía palabras de desagrado para los demás.

Un día la mantarraya se quedó atrapada en una red bastante tiempo y creyó que alguien la buscaría y la ayudaría, pues se sentía amada por todos. Los animales marinos pasaban por delante pero nadie se acercaba a la mantarraya, acostumbrados a que ella solo los insultaba. Ella se sentía demasiado orgullosa para pedir ayuda, de pronto la mantarraya que ya estaba muy lastimada y débil dijo en voz baja:

– Sé que no tengo derecho a pedirles ayuda y ustedes no tienen obligación de dármela, pues me he portado muy mal con ustedes, ahora moriré por mi comportamiento.

Un delfín que iba pasando la escuchó y se apresuró a pedir ayuda a los demás animales, pronto llegó el tiburón que rompió la red con sus filosos dientes, el delfín con su frente pudo ayudar a sacarla del fondo pues la mantarraya estaba muy débil y la ayudó a subir a la superficie. La mantarraya estaba tan contenta que aún estando tan débil comenzó a dar esos saltos que les encanta dar de alegría a las mantarrayas. Mientras, los animales marinos se acercaron para darle alimentos y que se pusiera fuerte, la mantarraya entonces entendió que todos necesitamos de los demás y que siempre hay que intentar ver a los demás con sus virtudes y no con lo que nosotros creemos que sean sus defectos, pues cada quien es valioso tal y como es.

FIN

– Moraleja del cuento: Nunca te creas más ni mejor que nadie, cada uno es especial tal y como es.

– Valores del cuento: la humildad y el respeto a los demás.

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