Cuento Infantil para niños; creado por: Tamara San Martin
En la selva mágica llena de colores, formas y sabores, todos los animales estaban emocionados por la fiesta de disfraces. Cuchicheaban entre ellos hablando de las ropas y complementos que llevarían ese día.
Las jirafas se pondrían gafas y una peluca de pelo muy largo para ir de incógnito. Los leones se harían coletas por toda la cabeza con sus largas melenas y se lo pintarían de color azul. Los elefantes se disfrazarían de mosquitos, sus alas serían unas enormes hojas y sus trompas servirían para picar a los demás. Las cebras aún tenían sus dudas, quizás se disfrazarían de paso de peatones, pero no estaban seguras. ¿Y los monos?… los monos… ¡lo guardaban en secreto!
Unos días antes de la gran fiesta pasó algo terrible, horrible, ¡espeluznante! ¡Salió hasta en los periódicos!
– “¡Extra, extra, a las cebras les han robado las rayas!”
Entrevistaron a Círculos, el jefe de las cebras.
– «Sssseñor Ccccírculosssssss ¿cómo sssse encuentran lasss cccebrassssss en esssstossss momentossss?» – Alargó la serpiente el micro para que hablara.
– «Pues verá usted, están conmocionadas… lloran sin parar. Lo peor de todo es que nos íbamos a disfrazar de paso de peatones ¡ya lo habíamos decidido!». – Le contestó el gran jefe apartando el micro para que no le escucharan llorar.
Todos los animales de la selva comenzaron a movilizarse buscando las rayas. Buscaron entre las hojas, entre los árboles, en las profundidades del río… pero no encontraron nada.
La noche cubrió la gran selva mágica y no había rastro de las famosas rayas. Las daban por perdidas, excepto los elefantes, muy pensadores empezaron a sospechar. Todo el mundo se había movilizado menos los monos… ¡qué extraño!.
Los simios mientras tanto ajenos a todo lo que estaba ocurriendo, estaban haciendo sus disfraces subidos a un árbol. Cosían por aquí, cosían por allá, cuando de repente llamaron al tronco… ¡toc, toc!.
– «¿Quién será?». – Se miraron unos a otros.
– «Somos los animales de la selva queremos contaros sucesos muy importantes sobre lo que está pasando aquí».
Los monos bajaron del árbol, confundidos y extrañados. Con mucha curiosidad se preguntaban qué hacían todos allí.
– «¿Qué pasa vecinos?» – Preguntó al fin uno de ellos.
– «Han desaparecido las rayas de las cebras». – Contestó seriamente el elefante.
Los monos se miraban unos a otros. Miraban a las cebras blancas y alicaídas, miraban a las jirafas larguiruchas, sin expresión alguna y miraban a los leones que estaban ferozmente tristes. Habló el jefe de los simios confesando:
– «Queridos amigos, las rayas de las cebras las tenemos nosotros. Las cogimos prestadas para nuestro disfraz, las queríamos utilizar de bigotes para ser tigres. Pero, ¡¡¡las íbamos a devolver!!!». – Exclamaron ante la mirada inquisitiva de todos los animales.
– «Lo sentimos». – Se disculparon.
Todos los animales comenzaron a gritar pidiendo explicaciones a los monos. Todos menos las cebras, que viendo su arrepentimiento les perdonaron con la condición de que la próxima vez las pidiesen prestadas.
Los animales se calmaron, ya que si las cebras les perdonaban, ¿quiénes eran ellos para no hacerlo?
La verdad, es que los disfraces de los monos eran la mar de originales, por lo que las cebras, dejaron sus rayas a sus amigos los primates y ellas se disfrazaron de nubes.
Aquella fiesta de disfraces, fue la mejor celebración que había habido en muchos años por aquellos lugares. Los animales se lo pasaron en grande y bailaron todos hasta el amanecer.
FIN
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Muy buena y educativa enseña muchos valores
bello
lindo