Cuento Corto Infantil para niños/ñas; creado por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos
Musi era un muñeco de trapo con una cabeza muy grande, y unos brazos y piernas muy pequeños. La expresión que Musi siempre tenía en su cara era de alegría y buen humor, ya que era la mascota de un colegio y Musi siempre intentaba que todos los niños que pasaban por allí a lo largo del día, estuvieran contentos y felices de poder aprender tantas cosas juntos.
El muñeco se llamaba así porque el colegio donde vivía no era un colegio habitual, se trataba de un conservatorio de música, donde muchos niños aprendían a tocar algún instrumento.
Las clases en las que Musi hacía de profesor eran de diferentes instrumentos, y también de solfeo, tan importante para entender el verdadero significado de la música.
Musi era muy amigo del violonchelo, porque éste le había enseñado a disfrutar de los instrumentos de cuerda de una manera muy particular. El violonchelo se tumbaba y Musi con sus pies bailaba sobre sus cuerdas, y así hacían composiciones juntos, ¡sonaban de maravilla!.
Un buen día, Musi fue a supervisar la clase de viento, ya que no había llegado ningún niño aún, ¡y menuda sorpresa se llevó cuando vio el circo que los instrumentos de viento habían montado en clase!.
La flauta y el clarinete estaban de pie en la tarima intentando controlar al resto de la clase, la tuba y el fagot estaban riéndose sin parar con un ataque de risa sin sentido, y la trompeta y el saxofón discutiendo por ver quien de los dos emitía un sonido más bonito.
Musi se sintió desbordado y fue a la clase de percusión para ver si alguien le podía ayudar, pero ya habían empezado y no podían interrumpir la clase a medias, así que le dijo a su amigo el violonchelo que le acompañara.
Un poco enfadados los dos fueron inmediatamente a poner orden en la clase de viento, pero cuando llegaron vieron que seguía sin haber llegado ningun niño y que todos los instrumentos estaban sentados a modo de orquesta ensayando el himno de la música.
Enseguida la flauta dulce que hacía de directora de orquesta le cedió el puesto a Musi, y el violonchelo se puso al fondo para hacer los acompañamientos de cuerda. Según iban tocando, una melodía perfecta salía por la puerta, y al poco tiempo, todos los instrumentos del conservatorio estaban juntos tocando el increible himno de la música.
Al finalizar, los niños aplaudieron y comprendieron el verdadero significado de la música, porque se sintieron muy unidos y con un sentimiento de alegría muy bonito. Todos los instrumentos fueron amigos para siempre, y Musi y el violonchelo fueron más amigos que nunca.
FIN
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