NUEZ Y LA ARDILLA MANUELA

Cuento Infantil para niños, creado por: Ulica Tizaber

La ardilla Manuela vivía en un árbol muy alto con un agujero en el centro de grandes dimensiones, en el cual, Manuela escondía todos los tesoros que iba encontrando a lo largo del día.

Llegó un día en el que el agujero estaba repleto de objetos, ya no cabía ni un alfiler, y Manuela tuvo que hacer limpieza del escondite.

Al comenzar a ordenar todas aquellas cosas que acumulaba, encontró algo muy interesante.

Manuela tenía delante de ella una pequeña nuez de color marrón y con muchas arrugas, la bautizó con el nombre de Nuez. El fruto seco estaba algo asustado, hacía tiempo que no veía la luz, ya que durante mucho tiempo había estado al fondo del gran agujero, y cada día le llovían cosas encima, así que al final se había quedado medio enterrada en el escondite.

Cuando Nuez pudo enfocar algo mejor, miró a Manuela y comenzó a temblar. Había oído que las ardillas comían nueces, y en ese momento, sólo estaban ellas dos. Manuela se percató del temblor de la nuececita y la tranquilizó:

– «No te preocupes Nuez, soy una ardilla que no come nueces, sólo bellotas«.

Entonces Nuez, se empezó a relajar, y poco a poco se le fueron quitando las arrugas del cuerpo, se fue estirando, y ¡hasta parecía más grande!

Manuela se disculpó con Nuez por haberla tenido olvidada durante tanto tiempo en el escondite, ya que Nuez se había perdido muchas aventuras de la ardilla. Entonces, acordaron que a partir de entonces no se separarían y vivirían todo tipo de hazañas ellas dos, protegiéndose y cuidándose mutuamente, para conocer más mundo.

Así fue, Nuez y Manuela fueron muy felices desde ese momento, nunca se aburrían, y todos los tesoros que iban recogiendo, los guardaban ordenados en el gran agujero, para que a ninguno le pasara lo que le sucedió a Nuez.

FIN

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