Cuento Corto Infantil para niños, creado por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos
Todos los días el señor Sebastián se preparaba para desayunar una gran tostada de pan de pueblo con aceite y tomate, un café de Colombia bien cargado y una pieza de fruta.
Cuando salía a la calle después de hacer la cama y preparar los ingredientes de la comida, se ponía su precioso sombrero, y se llenaba los bolsillos de billetes de todos los colores.
Sebastián era un señor muy educado al que todo el mundo por la calle saludaba con mucho respeto.
– «Buenos días señor Sebastián, ¡que tenga usted un buen día!».
– «Gracias, igualmente»,– contestaba el señor educado.
El paseo de Sebastián solía durar alrededor de una hora, en la que a pesar de llevar mucho dinero en los bolsillos nunca gastaba nada, y además era un secreto que mantenía con mucho sigilo. Nadie debía saber que llevaba tantos billetes, ni para qué los quería.
Un buen día, después de su rutinario desayuno y preparativos de la comida, Sebastián salió a disfrutar de su paseo mañanero, y cuando iba más absorto en sus pensamientos, un chiquillo de unos 17 años se le acercó y le dijo:
– «Dame todo el dinero que tienes en los bolsillos».
Sebastián muy asustado y sin mediar palabra, sacó todos los billetes y cuando los tenía en la mano, una lágrima suya cayó sobre ellos. El chico al ver la reacción del señor, colocó sus manos en los bolsillos de Sebastián con todos los billetes.
El chico había entendido que algo muy valioso estaba detrás de aquellos papeles de colores, así que quiso desentenderse, aunque llevaba días observando a Sebastián, y aún alejándose del señor por no verle tan triste, se quedó observando.
Cuando Sebastián se repuso del susto, corrió para su casa, donde al llegar cerró con doble llave la puerta, tapó todas las ventanas y estuvo a oscuras todo el día. Tenía mucho miedo de que volvieran a intentar quitarle el dinero, aunque él tenía que salir todos los días para lograr su objetivo.
El chico que le vigilaba día y noche, volvió a seguir los pasos de Sebastián, sentía una curiosidad enorme por ver qué quería hacer el señor con todos aquellos billetes de colores. Y después de muchos días de observación, una tarde que Sebastián salió a última hora, se descubrió su gran secreto.
Sebastián había sido astronauta de joven, y había ganado mucho dinero. Después de tanto tiempo en el espacio, al volver a la Tierra estaba muy solo, ya no sabía tener amigos, y por eso se enfrascó en su monótona vida. Por eso, su objetivo a lograr cuando se sintiera preparado y la combinación de los astros lo permitiera, era comprar la Luna, para poder compartirla con quien quisiera ser su amigo.
El chico joven al ver a Sebastián haciendo las gestiones de la compra de la Luna, sintió compasión y respeto por aquel señor tan extraño, al que había estado a punto de truncar su sueño por un puñado de billetes.
Cuando Sebastián ya tenía la Luna en su poder, el chico joven llamó a la puesta de su casa y le dijo:
– «Sebastián, quiero ser tu amigo».
El señor se puso tan contento de recibir en su Luna a su primer amigo, que preparó una fiesta para todo aquel que quisiera compartir esos momentos. Sebastián y su primer amigo fueron las personas más felices de la Luna durante mucho tiempo, y Sebastián, el señor más educado, discreto y bonachón de la galaxia.
FIN
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bueno 5 estrellas
Me encantan los cuentos infantiles cortos ya que se los leo a mi bebe y a ella le gustan mucho…