Cuento Infantil para niños y niñas, escrito por: Ana Pérez
Hace muchos cientos de años, en un país no muy lejano, había una reina muy rica y muy poderosa. Vivía en un palacio igual o más grande que la actual ciudad de Barcelona y tenía cientos de habitaciones, aunque rara vez se utilizaban la mitad. Los enormes jardines que lo rodeaban estaban recubiertos por flores de diferentes colores, y no había ni una sola maceta que no fuera cuidada y vigilada todo el día por alguno de sus más de veinte jardineros. Quizás todos estos cuidados parezcan excesivos, pero es que el jardín debía estar a la altura de todos los nobles que lo visitaban, que no eran pocos. La propietaria de todo esto, la reina, era una mujer de mediana edad y un poco bajita. Su pelo negro, como el carbón le llegaba hasta la cintura. Tenía los ojos de un azul muy intenso, pero nadie se fijaba en ellos porque tenía un grano en el centro de la mejilla que llamaba más la atención. A pesar de ello, ella se creía muy bella. De hecho, ese era uno de sus principales defectos.
La reina vivía en su propio universo totalmente alejado de la realidad. Creía que era la mujer más bella del universo y que no tenía ningún defecto, y eso la convertía en una arrogante a ojos del mundo, porque siempre se creía superior y despreciaba a los demás. Pero de todo esto, ella no se daba cuenta. Aun así, la reina, como a todos los reyes y reinas que aparecen en los cuentos, le faltaba una cosa: la felicidad.
Siempre había vivido sola (exceptuando a los sirvientes) y siempre había estado bien. Pero cuando cumplió cuarenta años, esta señora empezó a sentirse sola, nunca sabía qué hacer y siempre estaba aburrida. Intentó solucionarlo dando muchos paseos por su enorme jardín o haciendo construir su estatua bañada en oro. Pero nada, en su vida faltaba algo. Decidió preguntar qué era a algunas de sus criadas más próximas, y todas respondieron lo mismo: un marido. Quizás fuera cierto o quizás no, pero ella decidió hacerles caso. La monarca mandó a sus mensajeros a comunicar por todas la cortes que buscaba un marido. La noticia se extendió por todo el mundo; esta reina era muy poderosa, y todos los reyes y príncipes querían casarse con ella y poseer sus tierras. Todos se pusieron en marcha rápidamente para llegar lo antes posible. Mientras todos ellos viajaban, la reina empezó a dudar si debía seguir con esto.
Sigue leyendo →