Cuentos de Empatía

Cuentos infantiles con la empatía como principal valor humano. Estos cuentos ayudan a los niños a ponerse en el lugar del otro. Cuentos de empatía infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos de empatía a los niños. Cuentos de empatía que estimularán el lado más inteligente de los niños.

Cuentos de Empatía:

EL MAGO DEL PARAGUAS MAGICO

Decía la leyenda, que hace muchos muchos años, existía un mago que siempre había querido volar como los pájaros y sentir la misma sensación que ellos en el aire. Arión, que así se llamaba el mago, deseaba conseguir algún día, poder llegar a volar, así que todos los días nada más levantarse se ponía a trabajar en su laboratorio buscando la fórmula mágica para volar.

Pero un día, cuando el mago se encontraba haciendo sus experimentos, inventando nuevas pócimas, llegó al laboratorio del mago Arión, su gato Triski, que se puso tan contento de ver al mago, que corrió junto a él, tirando al suelo algunas de las pócimas que había elaborado Arión para conseguir volar.

 

Cuentos infantiles - el mago del paraguas magico

El mago se enfadó muchísimo con su gato Triski y le dijo: «Gato malo!! no quiero volver a verte nunca más, vete de mi casa!!» Así que con los ojos tristes, Triski se fue a la calle.

El mago Arión, se quedó recogiendo todo el líquido, de las pócimas que se habían caído al suelo y encima de un paraguas antiguo que conservaba el mago desde que era niño, pues fue un regalo de su abuelo. Nuestro mago no podía creerlo, el paraguas se había manchado y se había convertido  en un paraguas de colores, y dijo: «Este gato, me ha estropeado el paraguas de mi abuelo, está lleno de manchas de colores!»

Pero de repente, cuando Arión el mago estaba a punto de tirar el paraguas a la basura, lo abrió y vio un montón de luces de colores alrededor de su paraguas, y entonces notó como sus pies no estaban tocando tierra, sino que estaban en el aire.

Cuando el mago Arión vió que el paraguas era mágico y que, gracias a que estaba agarrado a él, estaba volando, grito: «¡¡Estoy volando como los pájaros, por fin!!»

El mago Arión, estuvo volando con el paraguas mágico durante toda la tarde de un lugar para otro, disfrutando como nunca antes lo había hecho, pero cuando estaba volando cerca de su casa, vió a su gato Triski, Sigue leyendo

LA BRUJA PIRUJA

Había una vez, en medio del bosque, una casa de color gris cuyo aspecto transmitía algo de temor. Parecía una casa deshabitada, pues las ventanas estaban llenas de tela de araña y de lo sucios que estaban los cristales de las ventanas, se hacía imposible ver el interior de la casa.

Pero, sin embargo, había alguien viviendo allí… una bruja a la que todo el mundo conocía por «la bruja piruja«.

La bruja piruja, tenía una verruga en la punta de su gran nariz, unos grandes ojos negros y pelo de color gris y blanco. Sí, era una bruja, pero además una bruja muy fea y que daba mucho miedo mirarla.

La Bruja Piruja había vivido siempre en el bosque, y determinados días del año, rondaba por los alrededores de un pueblo que se encontraba a un par de kilómetros de su casa, para asustar a la gente que allí vivía.

Cuentos cortos-la bruja piruja

Hoy, era uno de esos días en los que nuestra protagonista, la Bruja Piruja, iría al pueblo. Como toda bruja, para ir de un lugar a otro, utilizaba su escoba voladora. Así que, vestida con ropas oscuras, se puso su gorro puntiagudo negro, cogió su escoba voladora y se puso en camino. Sigue leyendo

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LOS PATOS DEL LAGO

Como todos los días en el lago de aquel pequeño lugar llamado Ranguren, los patos que habitaban en él, se despertaban con los primeros rayos del sol incidiciendo en el lago y dando color a toda la preciosa vegetación que allí se encontraba.

Dory, que así se llamaba la patita más fuerte del lago, ayudaba a los demás patitos y sobre todo a sus crías a conseguir sus alimentos. La vida en aquel lago era un remanso de tranquilidad.

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EL ESCARABAJO Y LA ABEJA

En un esplendido campo de margaritas vivía Gregorio, un escarabajo curioso y observador que se maravillaba del mundo que le rodeaba. Solía salir a procurarse su sustento al amanecer, al contrario que sus congéneres. Le gustaba disfrutar de lo que le ofrecía el día, ya que la noche le parecía monótona y poco adecuada para contemplar la belleza que le rodeaba.

Cuando ya el sol estaba alto, le gustaba mirar hacia arriba y contemplar esos largos tallos verdes terminados en un cáliz ribeteado de la alterna blancura y salpicada de matices amarillos entre los que se filtraba el sol. Esto le producía una sensación fantástica que le proporcionaba, además de calor, la felicidad que le impulsaba a vivir el momento día tras día.

Cierto día, estaba absorto en su contemplación cuando una abeja, también curiosa, detuvo su vuelo posándose sobre una margarita y asomándose al borde le dijo: Hola escarabajo ¿qué estás mirando? A lo que Gregorio respondió, saliendo de su asombro: Estoy observando el mundo que me rodea y que me fascina cada día. Pero, ¿qué clase de ser eres tú, que viene de otro mundo y que me mira desde mis margaritas? Gretel, que así se llamaba la abeja, respondió: soy una abeja y me llamo Gretel, y tú ¿cómo te llamas? Mi nombre es Gregorio y soy un escarabajo. Ya lo sé, respondió la abeja. Las abejas conocemos todo lo que está debajo de nosotras porque recorremos grandes distancias volando de flor en flor.

Escarabajo y abeja

Gregorio conocía otros muchos seres como hormigas, gusanos y arañas. También otros más grandes de los que se tenía que esconder para que no peligrara su vida. Pero no se había percatado de que existían las abejas, por lo que hoy tenía un motivo más para maravillarse. ¿Y qué hacéis las abejas volando de flor en flor? Gretel explicó a Gregorio que las abejas se dedicaban a recolectar el polen de las flores para fabricar miel y cera y que hoy se había sentido atraída por el inmenso campo de margaritas que prometían un abundante polen. Gregorio no conocía esa palabra, atreviéndose a preguntar: ¿Qué es el polen y qué tiene que ver con las margaritas?

Gretel comprendía la curiosidad de Gregorio porque ella era curiosa y le explicó todo lo que sabía sobre el polen. Gregorio, confundido, le confesó que creía conocer muy bien a las margaritas pero nunca había visto el polen. Gretel le dijo que las abejas veían el polen de las margaritas y de todas las flores porque las ven desde arriba y que él no podía verlo porque no sabía volar.

Gregorio, después de un momento de reflexión, dijo a Gretel: Explícame cómo son las margaritas desde arriba. Gretel, entusiasmada con la oportunidad de relatar el maravilloso mundo que ella podía observar, le dijo: Imagínate un mar de colores blancos, amarillos y verdes sobre el que la suave brisa provoca olas en las que el sol compone una sinfonía de fantásticos destellos. Gregorio, de inmediato, comprendió la sensación de Gretel, porque era la misma que él sentía cada día. Lo que no podía comprender es porqué Gretel describía a las margaritas de esa manera.

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ULICA, LA TORTUGA SOÑADORA

Ulica, una tortuga que vivía en el Bosque de la Imaginación, tuvo un día un sueño tan real que quiso vivirlo en cuanto despertase. Al empezar el día, se vistió de piedra y se situó en mitad del camino hacia el lago “Tranquilidad”.

En toda la mañana, sólo pasaron por allí, la ardilla “Despistada”, la mariposa “Saltarina” y el ciervo “Explorador”. “Despistada”, iba tan metida en sus asuntos que ni siquiera se percató de que Ulica estaba allí, “Saltarina” la sorteó mientras iba de flor en flor, y “Explorador” la olisqueó y pasó de largo.

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