Cuentos de Prudencia

Cuentos infantiles con la prudencia como principal valor humano. Cuentos de prudencia para los niños. Cuentos de prudencia infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos de prudencia a los niños. Cuentos de prudencia que estimularán el lado más prudente de los niños.

Cuentos de Prudencia:

MI GATICA PRINCESA

Cuento corto para niños escrito por: EMMANUEL  IGNACIO LOBATON HURTADO 7 años.

Es un animalito muy especial, es como un integrante más de la familia. Es adorable, a veces me refiero a ella como una hermana, en casa la adoramos, mucho .

Ha tenido varios partos, y sus hijitos son peluditos y muy lindos y los vecinos nos piden que se los regalemos, y por eso los gaticos que hay en el vecindario son hijos de ella.

Cuento Manuel el gato policia

De todas las camadas hay una gata muy especial llamada LUNA , a ella la criaron en la casa de al lado de mi casa.Con el tiempo creció y tuvo su primera cria, entre sus gaticos había uno blanco. Sigue leyendo

LUCIO, EL PEZ GLOBO

Había una vez un pez llamado Lucio. Lucio era un pez globo, y estos peces son muy curiosos ya que, cuando alguien se acerca a molestarles se hinchan como un globo y además están lleno de pinchos.

Muchas veces Lucio se hincha cuando ve que vienen a comérselo tiburones o peces más grandes.

Pero un día vio que venía hacia él,  una hermosa tiburona de la que inmediatamente se enamoró, ya que era el pez más bonito que había visto.

 

Cuentos cortos - el tiburon bueno de la playa

 

Al principio, instintivamente, Lucio se hinchaba cada vez que veía a la tiburona para protegerse de que se lo comiera.

Pero empezaron a hablar y cogieron confianza, y ahora Lucio no se hinchaba cada vez que venía la tiburón hembra.

Pasaron unos días y todo iba muy bien entre ellos, Lucio estaba muy ilusionado porque Sigue leyendo

LA MALDICION DEL INFANTE

Había una vez un reino, en el que los reyes tenían un único hijo, al que todo el mundo llamaba «El infante«.

El infante era un niño de 8 años del que todo el mundo decía que estaba maldito, y que nunca debería reinar porque llevaría al reino a la máxima pobreza.

Un día el infante le preguntó a su padre, el rey: «¿Papá por qué dice la gente que estoy maldito y que no debería reinar?»

Su padre le contestó, que una vez, hace 5 años, apareció una bruja en el reino, y fue la que lo dijo por primera vez.

A partir de que la bruja dijera que el infante estaba maldito, mucha gente en el reino miraba con miedo al niño heredero.

Pero el rey, al ver a su hijo preocupado por oír esas mentiras absurdas, decidió hacer algo al respecto…

Vistió a su hijo el infante con una capa oscura, le puso unos cuernos de mentira, y le pintó la cara de rojo. Le dio instrucciones a su hijo de lo que tenía que hacer, y el infante lo haría encantado, ya que se lo iba a pasar muy bien… Sigue leyendo

CORTOS, EL ERIZO SIN PUAS

Había una vez, un erizo español muy muy valiente que era capaz de desafiar a cualquier carretera, para atravesarla sin ser atropellado.

De valiente que era, era imprudente. Sus padres siempre le decían: «No cruces la carretera tan confiado, que un día te va a pillar un coche!! Y mira a los dos lados antes de cruzar!!»

Pero un día se pasó de valiente, y fue a cruzar, ni más ni menos, que la M30 de Madrid… Y ese día, se le olvidó mirar hacia los dos lados antes de cruzar, y… le atropellaron.

Desde el accidente, ya casi no tenía púas y le quedaron 3 púas cortas, así que todo el mundo le llamaba «Cortos» el erizo sin púas.

A partir de entonces «Cortos» no volvió a cruzar una carretera de forma imprudente.

FIN

Cuentos para niños escritos por: www.cuentosinfantilescortos.net .

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LAS GAFAS DEL KOALA

Había una vez un koala llamado Chiquipurri, que vivía en un bosque de Australia.

Chiquipurri llevaba gafas, porque de lejos no veía muy bien.

Cuando se despertaba cada día, lo primero que hacía era ponerse sus gafas. Y a partir de entonces, las llevaba durante todo el día, hasta que se acostaba en su árbol favorito.

Un día, Chiquipurri se levantó por la mañana, y no encontró sus queridas gafas, a pesar de haberlas buscado muy bien por todo el árbol donde dormía.

Chiquipurri, enfadado, empezó a echar las culpas de la desaparición de sus gafas a todos los koalas de su alrededor. Sigue leyendo