Cuentos de Prudencia

Cuentos infantiles con la prudencia como principal valor humano. Cuentos de prudencia para los niños. Cuentos de prudencia infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos de prudencia a los niños. Cuentos de prudencia que estimularán el lado más prudente de los niños.

Cuentos de Prudencia:

EL SEMAFORO Y EL PASO DE CEBRA DE LA GRAN CIUDAD

Érase una vez un colegio situado en el centro de una ciudad muy grande. El colegio estaba rodeado por calles por las que pasaban muchos coches continuamente.

Los niños salían del colegio corriendo y jugando sin parar, y no se daban cuenta del peligro que corrían por tener la calle tan cerca.

Ya habían ocurrido accidentes con los niños, mientras cruzaban la calle sin mirar, o mientras corrían cerca de los semáforos.

 

Cuentos infantiles - El Semaforo y el paso de peatones de la gran ciudad

Para evitar que siguiera sucediendo esto, un semáforo de la zona pensó: «¿Por qué no aviso a los niños a gritos para que no corran cuando vienen coches?, o ¿les cojo de la mochila para que se den cuenta de que están en peligro..?»

Pensó que sería una buena idea, y se lo contó a su amigo el paso de cebra, sin embargo, cuando terminó de contárselo, éste le dijo: «Si hacemos eso, estaremos destinando a los niños a tener un accidente en otro barrio, ya que estarán confiados de que nosotros les salvaremos, y sin embargo, nosotros no estaremos allí«. El semáforo pensó un poco, y se dio cuenta de que el paso de cebra tenía razón.

Así que decidieron adoptar otra estrategia: «A partir de hoy, cada día, cogeremos a un niño cada uno, y le explicaremos los peligros de cruzar la calle sin mirar o de cruzar jugando, con vídeos en los que vean que pueden tener un accidente muy peligroso.»

Además, cuando vieron que el método funcionaba, que los niños eran los que tenían que ser prudentes al cruzar para evitar accidentes, se lo contaron a otros semáforos y Sigue leyendo

ANDER Y LA MAQUINA DEL TIEMPO

Cuenta la leyenda que existía una máquina del tiempo que pertenecía a un viejo científico, llamado Ander. Esta máquina del tiempo, aún no había sido probada, pero Ander presentía que su sueño de viajar al futuro y al pasado, se cumpliría.

Nadie conocía los experimentos que el viejo Ander había hecho con esta máquina, pero él aseguraba que era capaz de viajar al pasado y al futuro, con tan solo meterse dentro de la cabina y teclear el número del año al que quería viajar.

La gente del pueblo donde vivía, pensaban que el viejo científico se había vuelto loco y que estaba perdiendo la cabeza, de hecho alguno decía: «Viajar al futuro, no sabe lo que está diciendo«.

 

Cuentos infantiles - Ander y la maquina del tiempo

Ander, no hacía caso a esos rumores, y mientras ellos se preguntaban si se había vuelto loco, él seguía trabajando en los últimos detalles de la máquina del tiempo.

Desde hacía más de cinco años, el viejo científico, había dedicado todo su tiempo a diseñar y experimentar aparatos que pudieran hacer realidad su sueño, viajar al pasado, pues quería volver a un momento muy especial en su vida, el día en el que su padre le dejó entrar en su laboratorio, para hacer juntos un experimento. Ese día fue muy especial para Ander, pues en ese preciso momento, supo que él quería ser de mayor un gran científico. Sin embargo, todavía no lo había conseguido.

Un día, Ander, que se encontraba trabajando como todos los días en el sótano de su casa, dónde tenía el laboratorio, tubo una idea brillante, «ahora sí, la máquina tendra que funcionar, estoy seguro«, dijo el viejo científico con gran emoción.

Después de revolver entre los cajones de la cocina, encontró lo que buscaba, era un colador metálico que utilizaría de casco… Tras dos horas metido dentro de la máquina, grito: «¡¡¡Terminado!!!, ha llegado el momento de probar la máquina del tiempo«.

Ander cogió su máquina del tiempo, y  la colocó en un carro para llevarla a la plaza del pueblo, dónde había reunido a todos los vecinos. Una vez que estaba todo preparado, dijo: «Queridos amigos, os he reunido aquí, para que asistáis en primicia a la primera prueba de la máquina del tiempo que he diseñado. Es mi sueño, pero si sale mal no perderé la esperanza y seguiré investigando en ella. Gracias a todos por venir«.

Ander se metió dentro de la máquina, se puso el casco colador que le había quitado a su mujer, y tecleo la fecha de 1719, justo 40 años hacia atrás en el tiempo. De repente, la máquina empezó a balancearse de un lado para otro, Sigue leyendo

TIP, LA HORMIGA CURIOSA

Era primavera, y como es típico en esta época del año, las hormigas salen de sus correspondientes hormigueros en busca de comida para almacenarla para el invierno.

Precisamente, Tip, una hormiga con tan solo unos días de vida, se preguntaba: «¿y por qué tenemos que recolectar comida en primavera y en verano para comerla en invierno?«. Por más que la hormiga Tip, intentaba buscar una respuesta, no conseguía encontrarla, pues aún no había salido del hormiguero y tampoco se había relacionado con ninguna otra hormiga, que pudiera resolverle su duda.

 

Cuentos infantiles - Tip, la Hormiga curiosa

 

Después de una jornada de duro trabajo, la mamá de Tip regresó al hormiguero y no le dio tiempo a entrar a su casa, cuando Tip salió corriendo a la puerta preguntando: «Mamá, ¿por qué tienes que recoger ahora comida para el invierno?«. Entonces, la mamá de Tip, tranquilamente entró en su casa, se sentó en sofá y le dijo: «hijo, recogemos comida en esta época del año, porque nosotras las hormigas no podemos salir al exterior, pues hace mucho frío, llueve e incluso nieva. Si alguna de nosotras sale en invierno, correrá un grave peligro.»

A lo que Tip, le contestó:»Entonces… la lluvia, el frío y la nieve, ¿son malos?«.

«Claro que no Tip, de hecho son necesarios para nuestra vida, pero imagínate que llueve mucho, pues si salimos podemos morir ahogadas, porque somos tan pequeñas que una gota de agua, podría matarnos«, le respondió su mamá.

Tip, era una hormiga muy curiosa, y tras saber la razón por la que trabajaban tan duro en primavera y verano, recolectando comida para el largo invierno, empezó a pensar cómo sería la lluvia o la nieve, así que decidió esperar a las primeras lluvias de Otoño, para comprobar con sus propios ojos, lo que le había contado su mamá.

Era un día de Otoño, bastate frío y lluvioso. Así que, Tip decidió que era el día de salir por primera vez al exterior, y saber cómo era la lluvia. Tip, esperó a que su madre se fuera de casa a tomar un té con unas amigas hormigas, y entonces, salió de su casa en dirección a la salida del hormiguero.

Tip, era muy pequeño todavía y no conocía los peligros a los que se podría enfrentar, y aunque dentro de él, había algo que le decía que desobedecer a su mamá no estaba bien, salió de casa. Según se iba acercando a la salida del hormiguero, escuchaba un ruido más y más fuerte, que no sabía qué podía ser, y cada vez tenía más curiosidad por salir y conocer a la lluvia.

De repente, cuando estaba a punto de salir al exterior, una hormiga guardián se interpuso en su camino, y le dijo: «¿Dónde crees que vas pequeño?, no ves que está lloviendo…«. Tip, se quedó paralizado, pues no se esperaba que le detuvieran justo cuando estaba a punto de descubrir lo que era la lluvia… Sigue leyendo

LOS HERMANOS Y LA PAELLA SALADA

Había una vez cuatro hermanos que se llamaban Pedro, Juana, Luis y María, que vivían con sus padres en una casa muy grande. Estos cuatro hermanos, eran muy felices y traviesos. Solían jugar todos juntos con María, la más pequeña, en el parque que había cerca de casa de sus padres.

Cuando los cuatro hermanos se hicieron mayores, se fueron a vivir cada uno a un lugar distinto, lo que para sus padres fue muy duro y al principio estaban muy tristes.

Sin embargo, los cuatro hermanos solían visitar muy a menudo a sus padres, sobretodo Juana, la hija mayor, pues vivía en un pueblo cercano. Los hermanos, acordaron que todas las semanas se reunirían todos para ir a visitar a sus padres y comer con ellos, para que así no estuvieran tristes.

Los padres de los cuatro hermanos, se sentían muy felices cuando sus hijos estaban allí, y se divertían mucho cuando veían a su hijo mayor, Pedro, y a María, la pequeña, competir para ver quién hacía la mejor paella.

 

Cuento corto - Los hermanos y la paella salada

Hoy, era un día de esos en los que los hermanos se reunían, y Pedro iba a hacer una paella para celebrar el día del padre. Cuando todos estaban ya sentados esperando a que se sirviera la paella, de repente, uno de los hijos de Luis, que había probado la paella sin que nadie se enterara dijo: «¡qué mala está la paella!«.

Pedro, al escuchar decir eso a su sobrino, que siempre solía tomar dos platos de paella, se quedó asombrado y le preguntó: «¿no está buena mi paella?«. Sigue leyendo

EL HADA DEL BOSQUE

Érase una vez una niña llamada Ana, a la que le gustaba mucho montar en bicicleta. Ana siempre llevaba sombrero, y vivía en una casa de campo cercana a un bosque muy verde y bonito.

Ana solía dar paseos con su bicicleta por las afueras del bosque, ya que su madre le había dicho que nunca se metiera dentro del bosque porque podría ser peligroso.

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