Cuenta la leyenda que existía una máquina del tiempo que pertenecía a un viejo científico, llamado Ander. Esta máquina del tiempo, aún no había sido probada, pero Ander presentía que su sueño de viajar al futuro y al pasado, se cumpliría.
Nadie conocía los experimentos que el viejo Ander había hecho con esta máquina, pero él aseguraba que era capaz de viajar al pasado y al futuro, con tan solo meterse dentro de la cabina y teclear el número del año al que quería viajar.
La gente del pueblo donde vivía, pensaban que el viejo científico se había vuelto loco y que estaba perdiendo la cabeza, de hecho alguno decía: «Viajar al futuro, no sabe lo que está diciendo«.
Ander, no hacía caso a esos rumores, y mientras ellos se preguntaban si se había vuelto loco, él seguía trabajando en los últimos detalles de la máquina del tiempo.
Desde hacía más de cinco años, el viejo científico, había dedicado todo su tiempo a diseñar y experimentar aparatos que pudieran hacer realidad su sueño, viajar al pasado, pues quería volver a un momento muy especial en su vida, el día en el que su padre le dejó entrar en su laboratorio, para hacer juntos un experimento. Ese día fue muy especial para Ander, pues en ese preciso momento, supo que él quería ser de mayor un gran científico. Sin embargo, todavía no lo había conseguido.
Un día, Ander, que se encontraba trabajando como todos los días en el sótano de su casa, dónde tenía el laboratorio, tubo una idea brillante, «ahora sí, la máquina tendra que funcionar, estoy seguro«, dijo el viejo científico con gran emoción.
Después de revolver entre los cajones de la cocina, encontró lo que buscaba, era un colador metálico que utilizaría de casco… Tras dos horas metido dentro de la máquina, grito: «¡¡¡Terminado!!!, ha llegado el momento de probar la máquina del tiempo«.
Ander cogió su máquina del tiempo, y la colocó en un carro para llevarla a la plaza del pueblo, dónde había reunido a todos los vecinos. Una vez que estaba todo preparado, dijo: «Queridos amigos, os he reunido aquí, para que asistáis en primicia a la primera prueba de la máquina del tiempo que he diseñado. Es mi sueño, pero si sale mal no perderé la esperanza y seguiré investigando en ella. Gracias a todos por venir«.
Ander se metió dentro de la máquina, se puso el casco colador que le había quitado a su mujer, y tecleo la fecha de 1719, justo 40 años hacia atrás en el tiempo. De repente, la máquina empezó a balancearse de un lado para otro, Sigue leyendo →