Había una vez, una naranja llamada Naranjito que vivía en el naranjo más grande y bonito del campo. El campo donde vivía Naranjito se encontraba en Valencia, España, donde se cultivan las mejores naranjas del mundo.
Naranjito vivía muy feliz en aquel árbol, ya que tenía todo lo que necesitaba: luz del sol para crecer, agua con la que beber, y amiguitos naranjas con los que compartir momentos.
Desde hacía ya algún tiempo el clima no era el mismo… Su amiga, la lluvia, ya no pasaba con tanta frecuencia por aquel campo. Además, el sol parecía estar perezoso y no brillaba como lo había hecho hasta entonces.
Un día Naranjito le preguntó al Naranjo: «¿Qué te pasa Naranjo?, ¿te encuentras bien? tus ramas están como desplomadas…«.
«Estoy bien, pero me encuentro sin fuerzas, porque lleva muchos días sin llover y no puedo hacer bien la fotosíntesis, por lo que no tengo fuerzas en las ramas. Espero que llueva pronto«, contestó el Naranjo.
Entonces, Naranjito se quedó pensativo, pues aunque no llovía, él se sentía con fuerzas y estaba animado, y le preguntó a una vieja naranja que vivía a su lado: «¿Por qué el árbol se encuentra tan cansado y nosotras las naranjas estamos bien?«. La vieja naranja le respondió: «Naranjito, nosotras recibimos toda nuestra energía gracias al árbol, ya que es él, el que nos suministra el alimento para ser fuertes. Como lleva mucho tiempo sin llover, el árbol se está quedando sin vida poco a poco, porque las pocas energías que tiene nos las está dando a nosotras«.
Naranjito se quedó con la boca abierta al escuchar aquellas palabras, y se puso a pensar cómo podría ayudar al Naranjo… Sigue leyendo →