Érase una vez, una manzana golden que siempre había vivido en un frutero. Llevaba tanto tiempo en ese recipiente, que ya estaba arrugada y un poco pocha…
Un día, uno de los niños de la casa decidió comérsela, y cuando le dio el primer bocado, lo escupió rápidamente porque le sabía muy mal.
Después de esto, la señora manzana fue lanzada hacia la basura, pero algo la paró y la volvió a dejar en el frutero.. Era la madre de ese niño, que a la vez que devolvía la manzana al frutero, le decía a su hijo: Sigue leyendo