Cuentos para Pensar

Cuentos para pensar y fomentar la reflexión a través de la lectura en niños y jóvenes. Cuentos cortos para pensar y reflexionar. Cuentos para pensar infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos para pensar a los niños. Cuentos de pensar que estimularán el lado más reflexivo de los niños.

Cuentos para Pensar:

DAUCH: ENCUENTRO ENTRE EL NORTE Y EL SUR

RELATO CORTO Nº II DE LA SERIE DAUCH

Dauch del Norte había evolucionado hacia una única tribu, bien organizada y con capacidad de asegurar la alimentación y protección a todos sus miembros. Sus avances tecnológicos aplicados a la obtención de alimentos, habían sido posibles gracias a sus abundantes recursos mineros, que comenzaron a explotar cuando políticamente se constituyeron en una nación y su tecnología rudimentaria comenzaba a aportar mejoras a la población. Esto permitió que apareciesen nuevas ocupaciones para los miembros de esta sociedad. Entre los habitantes del norte se respiraba paz y confianza en el futuro.

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UN PARAISO LLAMADO DAUCH (I)

En medio del gran océano existía una gran isla con altas montañas y profundos valles surcados por caudalosos ríos que regaban la abundante vegetación que crecía por todas partes. Se trataba de un auténtico paraíso para el desarrollo del ser humano. En esa isla vivían diversas tribus en un equilibrio permanente con su entorno. Se alimentaban de los bienes que la naturaleza circundante les prodigaba y se protegían utilizando materiales y refugios naturales. Mientras los recursos eran abundantes, de cada tribu surgían otras nuevas que se asentaban en espacios colindantes. Así, crecía el número de habitantes y el número de tribus.

La isla estaba dividida en dos partes bien diferenciadas, separadas por una formación montañosa de cimas muy altas. Los habitantes de cada una de las partes, al principio, no tenían noción de la existencia de la otra parte. Creían que el mundo era todo aquello que veían y a lo que tenían acceso. Unos veían salir el sol por el mar y ocultarse por las montañas, mientras los otros veían justo lo contrario. Esta percepción configuraba en ellos creencias, tabúes y rituales normalmente diferentes para las dos partes. En realidad y sin saberlo, estaban configurando dos alternativas a una civilización humana. Por esta razón llamaremos a la isla DAUCH. Sigue leyendo

QUICA, UNA RATITA DE MUNDO

Quica era una ratita muy sabia, vivía en una papelería, donde se vendían lápices, folios, rotuladores, cuadernos, juguetes y libros, de hecho ella era un peluche y estaba metida en una caja de plástico.

Era un peluche feliz, porque hacía lo que le gustaba hacer, leer. Miraba pasar a la gente y si llevaban un libro en la mano para pagarlo, se fijaba en el título, y se lo aprendía… exactamente no sabía porque tenía ese don, pero así era, al cabo del día hacía el recuento de los libros que se habían vendido, y aprendía palabras nuevas diariamente.

cuentos cortos - el ratoncillo diminuto

Un día, entró en la tienda una chica con cara de no saber que comprarle a su novio por el día de los enamorados, pero cuando vio a Quica, se abalanzó a por ella, pidió que la envolvieran y se la llevó a su casa. Quica sentía que había perdido su razón de ser, ya no leería títulos de libros, ya no podría fijarse en la gente cuando entrara en la tienda, estaba tristeSigue leyendo

POKI Y EL COCO

Había una vez un pájaro carpintero llamado Poki, que vivía en una selva muy muy grande. En esta selva había muchísimos árboles y eran árboles de casi todas las variedades, entre ellos, había árboles cocoteros.

A Poki le gustaban mucho los árboles cocoteros, porque tenían unas ramas muy grandes en las que posarse, pero sobretodo le gustaban, por el fruto que daban: el coco.

Poki descubrió los cocos, cuando un día, a un mono se le calló uno al suelo, el coco se partió en dos, y Poki fue a curiosear para ver que había dentro del coco…

Poki vio que salía un líquido de dentro del coco, y que aunque el coco era marrón por fuera, por dentro era de color blanco. El interior del coco le pareció apetitoso, así que decidió probarlo picoteando… y a partir de aquel día, el coco fue su fruta favorita.

Cuentos cinfantiles- Poki y el coco

Pero para seguir comiendo cocos, tenía que esperar a que algún mono los tirara al suelo, ya que él no podía atravesar la cáscara dura con su pico, por mucho que lo intentaba picoteando sin parar.

Pero un día, cansado de esperar a que los monos tiraran al suelo algún coco, y después de mucho pensar, se le ocurrió lo siguiente: «Si yo picoteo la rama con mi pico, es posible que el coco también caiga, y así no dependeré de los monos para tomar mi postre favorito«.

Y así lo hizo, a partir de aquel día Poki tomó coco siempre que quiso, y ya no tuvo que esperar nunca más a que los monos hicieran el trabajo por él.

FIN

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LA FAMILIA DOMINO

En cierto país lejano, en el castillo del poderoso rey que lo gobernaba, en el más grande de los salones, había una gran estantería, en cuya parte más alta siempre estaba la caja en la que habitaba una familia dominó. Como todos los seres que habitaban el castillo, la familia dominó tenía que cumplir con su trabajo, que consistía en ponerse al servicio del rey y sus amigos cuando se reunían para jugar la partida de dominó.

La familia dominó estaba formada por veintiocho miembros, también llamados fichas, aunque cada uno tenga su propio nombre. Y como en todas las familias, además de su nombre, cada uno de sus miembros tenía su propia personalidad.

Quien mejor conocía a la familia dominó era Cronsos, el sirviente encargado de los juegos del castillo. Cronsos tenía que mantener en perfectas condiciones a la familia dominó, pasar revista a todas las fichas después de cada partida y colocarlos ordenadamente en la caja, que luego depositaba cuidadosamente en la parte más alta de la gran estantería. Conocía muy bien a todos sus miembros por su nombre de ficha, que era fiel reflejo de la personalidad de cada uno. También los conocían bien los jugadores, que se referían a ellos por su nombre y apellido que siempre eran números, aunque a veces utilizaban apodos.

Cronsos sabía cómo debía colocarlos en la caja, Sigue leyendo