En una bola de cristal muy muy pequeña vivían dos compañeros que no se llevaban muy bien. Uno se llamaba Suma y el otro Resta, para Suma todo a su alrededor era precioso, y lo que más le gustaba hacer era contar hacia delante: «cero, el numero uno, número 2, número 3, número 4, …«. Cuando Suma se ponía a contar, Resta le decía: «¿Qué haces?«, y Suma le contestaba: «Voy sumando uno a cada número que voy obteniendo, y siempre empiezo por el cero«.
Cuentos para Pensar
EL SOLDADITO PLOMO
Érase una vez, un soldadito llamado Plomo, que pertenecía a la guardia del rey, en un reino muy lejano.
Plomo, tenía ya 60 años, era el jefe de los 3 soldados que formaban la guardia, y se encargaba de que el rey fuera protegido en todo momento.
Un día, Plomo, salió fuera del castillo para reunir a todos sus hombres y les dijo:
PAPÉ, LA BOLSA DE PAPEL
En todos los lugares del mundo se utilizan las bolsas de plástico para llevar de la mano cosas tan cotidianas como el pan, la compra del supermercado, ropa, juguetes y muchísimas cosas más.
Pero Papé, el protagonista de este cuento, no era una bolsa de plástico como todas las demás, sino que era una bolsa de papel reciclado muy especial. Papé, tenía una ilusión por cumplir…
Papé sabía que en todo el mundo había millones de bolsas de plástico que tras su uso, eran abandonadas por las personas y terminaban flotando en mares y océanos, contaminando sus aguas y causando daños a los seres vivos que vivían cerca.
Así que Papé, no quería que las cosas siguieran igual, por lo que ideó un plan para poner fin al abandono de las bolsas de plástico. Un día fue a visitar un gran supermercado en el que siempre había bolsas de plástico, y fue a hablar con el encargado.
«Hola señor encargado, mi nombre es Papé, como puede ver soy una bolsa de papel, y quería proponerle un plan para evitar la utilización de las bolsas de plástico en las compras«, le dijo Papé.
«¿Qué dice, se ha vuelto loco? ¿dónde llevará la gente entonces la compra?«, le respondió asombrado el encargado del supermercado.
«Pues muy fácil, mi plan consiste en sustituir las actuales bolsas de plásticos, por bolsas como yo, de papel, pues no somos contaminantes. Además, también le propongo otra cosa, y es reutilizar las bolsas tanto de plástico como las de papel«, le dijo Papé con voz entusiasmada.
«Pues no es mala idea, pero ¿por qué es mejor utilizar bolsas de papel y reutilizarlas?«, preguntó el encargado interesado por lo que estaba escuchando. Sigue leyendo
EL NIÑO Y LOS POLITICOS
Érase una vez un niño muy inteligente, que se llamaba Luismi. Luismi siempre se preguntaba por qué salían tanto por la tele dos políticos, y por qué salían discutiendo todo el rato.
Así que le preguntó a sus padres: «Papá, Mamá, ¿Por qué salen esos señores por la tele discutiendo?«.
A lo que los padres contestaron: «Luismi, son políticos, su trabajo consiste en hacer que los habitantes de nuestro país sean más felices.»
Pero Luismi no se quedó tranquilo con esa contestación, y dijo: «Pero qué sentido tiene que estén trabajando para nosotros, si se les ve claramente discutiendo, y eso no es trabajar por nosotros«.
A lo que los padres contestaron: «Al final, el que esté trabajando realmente por todos nosotros será el que tenga la conciencia tranquila… y podrá dormir por las noches. Luismi duérmete, y no pienses más en los políticos, que lo que tienes que hacer es trabajar en la escuela y no preocuparte por ellos.»
FIN
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JUANITO Y EL LABERINTO
Había una vez, un hombre muy sabio que se llamaba Juan, aunque todo el mundo lo conocía por Juanito, pues era un hombre muy cercano a la gente y le escuchaba mucho escuchar las opiniones de los demás.
Juanito había vivido en un pequeño pueblo durante toda su vida, pero justo hace dos años, cuando tenía setenta años, se había ido a vivir a la gran ciudad, con su hija Ana.
A Juanito siempre le había gustado la historia y en su mesilla de noche, nunca faltaban libros de aventuras intrigantes sobre personajes históricos.
Un día curioseando por la librería de su hija Ana, encontró un libro que por su aspecto, algo deteriorado, debía ser muy antiguo. Juanito se dio cuenta que no era un libro cualquiera, sino que era un libro especial, y que dentro de sus páginas parecía guardar un gran secreto.
En la portada de aquel libro, aparecían unos símbolos egipcios, que Juanito había visto en algún lugar, pero no recordaba dónde. Así que, se puso sus gafas en la punta de su nariz, cogió el libro y empezó a leer las primera páginas, cuando de repente se dio cuenta que se trataba de un libro muy antiguo, escrito por un historiador egipcio, dónde había descrito minuciosamente los pasos que debía seguir el lector para atravesar un laberinto y llegar al tesoro que allí había guardado.
Juanito estuvo toda la noche leyendo aquel misterioso libro y descifrando los acertijos que iba encontrando según avanzaba la lectura. Justo antes de amanecer, había terminado el libro, pero no había conseguido encontrar la respuesta que le conduciría hacia el tesoro de aquel egipcio. Pero de repente, en la última página del libro, encontró una frase incompleta que era la clave que faltaba para resolver los acertijos.
Pasados unos minutos, en los que Juanito había reflexionado sobre todo lo leído, encontró la respuesta a esa frase incompleta y sin perder ni un instante más, cogió un boli de su bolsillo y completó la frase del libro.
De repente, el libro empezó a temblar y Sigue leyendo