Hace mucho frío, las noches están llegando más temprano y en el cafetal los grillos cantan sin parar. Allá arriba en el cielo hay una estrella que a mis ojos es gigante y en el aire se respira un olor a magia.
Esa estrella grandota, que brilla tanto, nos anuncia que se acerca navidad, mi mamá me ha contado que es la “estrella del niño”, así le dicen porque según cuentan sirvió de guía a unos reyes, unos magos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar que siguieron su ruta para ir a adorar al Niño que nació en Belén.
– Mami, para qué está alisando esos papeles? es que va a envolver un gran regalo?
– Qué guila más necia, ya no moleste más, deje de preguntar, no ve que necesito hacer el portal.
– ¿El Portál mami?, y ¿cómo lo vamos a construir, le alcanzo la goma? Mamá, ¿por qué hacemos un portal en la casa todos los años?.
Vea, quédese quieta y le cuento, pero ya deje de molestar con tanta preguntadera. – Todos los años hacemos un portal porque representamos el nacimiento del Niño Jesús en Belén. La virgen María y José se refugiaron en un establo para que naciera Jesús; nació muy pobrecito, no tenía nada, su mamá lo colocó en un pesebre donde se alimentaban los animales pero él, Jesús, era un niño muy hermoso y una mula y un buey ayudaron a calentarlo.
La noche que nació el Niño Jesús esa estrella grandota que a usted tanto le gusta brilló más que nunca y los pastores sabían que esa era la señal en el cielo que les anunciaba el nacimiento del redentor. Muchos pastorcitos fueron a adorarle y los Reyes magos también siguieron la luz de la estrella para llegar hasta el pesebre y allí le regalaron a Jesusito Oro, Incienso y Mirra.
– Yo no entiendo eso que me dijo ma, ¿qué es un redentor?. Él era un redentor porque fue el hijo de Dios, que vino a la tierra para que fueran perdonados nuestros pecados, ay pero, eso usted todavía no lo entiende, ya cuando sea grande sabrá de qué le hablo, eso si, no se olvide de decir una oración todas las noches porque Jesús siempre la espera.
Entre tanta preguntadera mi mama iba poco a poco armando el portalito, el papel lo pegaba en la pared y le ponía goma y escarcha para que brillara. Con la ayuda de algunas piedras y cajas iba formando irregularidades que se asemejaban a las montañas, luego, en alguna parte bien visible colocaba una casita donde estaban José, María, la mula y el buey y un pesebre vacío. Con tuquitos de madera tomados del banco de carpintería de mi abuelo y con pedacitos de cartón hacía casitas, que generalmente pintaba de color rojo o verde y así formaba un pueblito. Luego colocaba lana, o musgo para hacer caminitos y muchos animalitos y, las plantas mal llamadas párasitas, que traían de la montaña porque en esa época florecen. Las ovejitas atraían mi atención, cada año se ponía una o dos más, según alcanzara la platilla para comprar los adornos.
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