Cuentos para Pensar

Cuentos para pensar y fomentar la reflexión a través de la lectura en niños y jóvenes. Cuentos cortos para pensar y reflexionar. Cuentos para pensar infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos para pensar a los niños. Cuentos de pensar que estimularán el lado más reflexivo de los niños.

Cuentos para Pensar:

EL ANGEL JUGUETON

Todos los niños tienen un ángel de la guarda que les guía, les cuida y les protege. Eso al menos es lo que me decía mi mamá, que al darme el beso de buenas noches, siempre repetíamos la misma conversación:

Que sueñes con los angelitos, mi amor

¿Quiénes son los angelitos, mamá?

Son los enviados de Dios que se encargan de cuidar, proteger y guiar a cada niño, porque como Dios solo no lo puede hacer, necesita de ellos para que le ayuden.

¿Y todos los niños tenemos un ángel que nos cuida?

Así es hijo.

Pues entonces yo quiero soñar con él para conocerle y que me cuente muchas cosas.

Buenas noches, mamá

Buenas noches, hijo

Esta conversación se repetía todos los días porque Juan necesitaba escucharla para convencerse de que tenía un ángel muy cerca de él que le cuidaba y protegía.

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LA NIÑA QUE BRILLABA COMO EL SOL

Érase que era una pequeña niña de ojos claros y cabello como el sol. Érase que era tan hermosa que hasta el mismo sol sonreía cada vez que la veía.

La niña tenía todo lo que una niña podía anhelar. Solo le faltaba una cosa que le hacía ponerse muy triste: la niña no podía hacer nada.

Sí, como lo leéis, no os extrañéis, es verdad. Y no podía hacer nada porque pensaba que no servía para nada, que no sabía hacer nada.

La niña vivía desde dentro y para dentro, y los demás sencillamente la ignoraban, era invisible a sus ojos. Cuando quería decir algo, se le ponía como un nudo en la garganta y la voz no le salía por más que ella lo intentara. Hasta se ponía roja del esfuerzo, y como finalmente no podía, una rabia cada vez mayor se iba apoderando de ella, aunque muchas veces no se daba cuenta de ello.

Y claro los demás, incluida hasta su propia madre, no se daban cuenta de nada y solo pensaban: esta niña es muy calladita.

Y no digamos ya cantar, eso era imposible, inimaginable, pero como Sigue leyendo

DAUCH: RETORNO AL PASADO

RELATO CORTO Nº IV, ÚLTIMO DE LA SERIE DAUCH

El establecimiento de la frontera, coincidiendo con las cimas de las montañas que los separaban, y la vuelta a dos naciones independientes tuvo un impacto desigual en la población de la isla. Dauch del Norte creía que le iría mejor, al no tener la obligación de trasferir parte de su renta a la población del sur. En Dauch del Sur la nueva situación era aceptada, pero con reticencias. Había sido una decisión democrática en la que ellos no habían participado y que podría cambiar una relación de muchas generaciones, por lo que se dudaba de su valor. Los habitantes del sur entendieron que sería difícil volver a los niveles de prosperidad del pasado, pero aceptarían la nueva situación.

Dauch del Norte celebraba la vuelta al pasado, recuperando sus tradiciones, su moneda y, sobre todo, el idioma que muchos de sus habitantes ya habían olvidado. Pensaban que

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DAUCH: UNA FORMA DE COOPERACION

RELATO CORTO Nº III DE LA SERIE DAUCH

Dauch del Norte celebraba la existencia de otra sociedad diferente a ellos, con los que habían establecido un acuerdo de cooperación. Dauch del Sur disponía de tierras abundantes y de personas que las trabajaran y Dauch del Norte de la tecnología necesaria y de materias primas para fabricar las herramientas que mejoraría la productividad de los agricultores del sur. La producción de alimentos sería suficiente para abastecer a las dos sociedades, de forma que el norte se especializaría en la fabricación del equipamiento necesario para asegurar el crecimiento de ambas sociedades.

Dauch del Sur también celebraba el encuentro con los del norte, pero con alguna reticencia. Su clase dirigente no permitiría

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EL PORTAL NAVIDEÑO

Hace mucho frío, las noches están llegando más temprano y en el cafetal los grillos cantan sin parar. Allá arriba en el cielo hay una estrella que a mis ojos es gigante y en el aire se respira un olor a magia.

Esa estrella grandota, que brilla tanto, nos anuncia que se acerca navidad, mi mamá me ha contado que es la “estrella del niño”, así le dicen porque según cuentan sirvió de guía a unos reyes, unos magos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar que siguieron su ruta para ir a adorar al Niño que nació en Belén.

– Mami, para qué está alisando esos papeles? es que va a envolver un gran regalo?

Qué guila más necia, ya no moleste más, deje de preguntar, no ve que necesito hacer el portal.

¿El Portál mami?, y ¿cómo lo vamos a construir, le alcanzo la goma? Mamá, ¿por qué hacemos un portal en la casa todos los años?.

Vea, quédese quieta y le cuento, pero ya deje de molestar con tanta preguntadera. – Todos los años hacemos un portal porque representamos el nacimiento del Niño Jesús en Belén. La virgen María y José se refugiaron en un establo para que naciera Jesús; nació muy pobrecito, no tenía nada, su mamá lo colocó en un pesebre donde se alimentaban los animales pero él, Jesús, era un niño muy hermoso y una mula y un buey ayudaron a calentarlo.

La noche que nació el Niño Jesús esa estrella grandota que a usted tanto le gusta brilló más que nunca y los pastores sabían que esa era la señal en el cielo que les anunciaba el nacimiento del redentor. Muchos pastorcitos fueron a adorarle y los Reyes magos también siguieron la luz de la estrella para llegar hasta el pesebre y allí le regalaron a Jesusito Oro, Incienso y Mirra.

Yo no entiendo eso que me dijo ma, ¿qué es un redentor?. Él era un redentor porque fue el hijo de Dios, que vino a la tierra para que fueran perdonados nuestros pecados, ay pero, eso usted todavía no lo entiende, ya cuando sea grande sabrá de qué le hablo, eso si, no se olvide de decir una oración todas las noches porque Jesús siempre la espera.

Entre tanta preguntadera mi mama iba poco a poco armando el portalito, el papel lo pegaba en la pared y le ponía goma y escarcha para que brillara. Con la ayuda de algunas piedras y cajas iba formando irregularidades que se asemejaban a las montañas, luego, en alguna parte bien visible colocaba una casita donde estaban José, María, la mula y el buey y un pesebre vacío. Con tuquitos de madera tomados del banco de carpintería de mi abuelo y con pedacitos de cartón hacía casitas, que generalmente pintaba de color rojo o verde y así formaba un pueblito. Luego colocaba lana, o musgo para hacer caminitos y muchos animalitos y, las plantas mal llamadas párasitas, que traían de la montaña porque en esa época florecen. Las ovejitas atraían mi atención, cada año se ponía una o dos más, según alcanzara la platilla para comprar los adornos.

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