Cuentos de Comida

LA CASA DE CHUCHERIAS

Cuento Infantil para niños, creado por: Isabel García Giner

Había una vez una niña llamada Elisa, vivía con su papá y su mamá, su hermano pequeño, y su perro Simbá. a Elisa le encantaba ir al bosque a por flores, porque le encantaba hacer collares con ellas, siempre iba con  su perro Simba. Pero un día que fue al bosque con su perro como otro dia cualquiera, se alejó demasiado del bosque y se perdió….. Simbá empezó a ladrar, como sinónimo de advertencia de que se habián pérdido. Elisa asustada quiso encontrar el camino de su casa pero no sabia, entonces a lo lejos vio una casa y cuando se acercaron, vieron que esa casa no era una casa normal, sino era una casa de chucherías.

Mientras tanto el padre de Elisa estaba preocupado porque su hija no volvía a casa y estaba anocheciendo, se asustaron tanto, sobre todo la madre, que el padre fue con algunos aldeanos del pueblo a buscarla al bosque.

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Elisa llego al lugar de la casa muy curiosa y muy particular,  la verdad, quiso entrar ya que estaba anocheciendo, Simbá le tiraba de la chaqueta para que no entrará, pero Elisa entró, y alucinó cuando vio la casa por dentro, estaba decorada de chucherías, de nubes, de moras, de fresa, de regalices….. Elisa al ver tantas chucherías le entro hambre. Sigue leyendo

CUENTO EL GORDITO GENEROSO

Nuevo cuento infantil para niños, creado por:  Carlos Cebrián González

Se llamaba Ángel, pero desde muy pequeño le llamaron Lito. Era un niño triste y egoísta, hijo único y muy solitario, ya que por estar muy gordito, y por vivir siempre pensando en comer a cualquier hora era rechazado por sus compañeros del colegio que se burlaban de él.

Sus padres Joaquín y Sara todos los días le daban unas monedas para que se comprase la merienda y él, aunque nada le faltaba, echaba de menos la compañía de un amigo y el ser bien acogido entre los demás niños y niñas del pueblo, pues la soledad le entristecía.

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Lito disfrutaba, comiéndose, a la salida de clase, un buen pastel, patatas fritas y palomitas, ajeno a los problemas económicos de otros chicos y chicas de su edad, que por ser pobres, no tenían dinero para comprar “chuches”.

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MI EXPERIENCIA CON FAMIS (III)

Cuentos cortos escritos por: Tonny Alejandro Roa Blanco.

Pero el esfuerzo había valido la pena, pues creí haber dejado atrás a tan molesto personaje. Sin embargo………., la misma voz maliciosa
de hace un rato me volvió a susurrar

La calle es muy peligrosa, no deberías salir de tu casa,

Mirando atrás me di cuenta que aquel ser, mi tormento seguía colgando de mi hombro, no me queda más, baje la cabeza y le dije:

Es inútil todo esto, siempre estarás conmigo, y apenado tomé el camino de regreso a casa, toque la puerta, una y otra vez hasta que la tía Edelmira abrió y en un tono de alarma me pregunto:

¿Te encuentras bien? Sí le dije, pero Famis y yo sabíamos que eso no era cierto…. Sigue leyendo

MI EXPERIENCIA CON FAMIS (II)

Cuentos cortos para niños escritos por: Tonny Alejandro Roa Blanco.

Aquella noche no hubo forma de dormir, pues el extraño y diminuto personaje no se había ido, seguía inmóvil encima de mi hombro, repitiendo:

Te llevaré conmigo soy muy malo con los que no comen….

Y yo en vez de no escuchar y deshacerme de ese mal espíritu con un resoplido de indiferencia le presté atención, eso causo que el espíritu se envalentonara y comenzara a hablar con voz más potente.

-Si desciendo de tu hombro y decido atacarte estarás perdido – dijo Famis.

Sin pensarlo dos veces, me metí en la cama y me envolví de pies a cabeza con la sabana, permanecí quieto y encogido, pensando y pensando, y tras mucho pensar, decidí:

– “Me comeré toda la comida que me sirva la Tía EdelmiraSigue leyendo

MI EXPERIENCIA CON FAMIS (I)

Cuentos infantiles escritos por: Tonny Alejandro Roa Blanco (dedicado a “Davidcito”, su hijo de año y medio).

Era una tarde soleada, del verano del 83, recuerdo, cuando en compañía de mi madre, llegamos a casa de Tía Edelmira, pues resulta que mis padres se irían de viaje, y yo debería quedarme con ella.

David, hazle caso a la tía, fue lo ultimo que escuché antes que mi madre partiera.

La tía Edelmira era una buena persona y yo me llevaba muy bien, con ella, solo discutíamos a la hora de comer. Pues ella estaba convencida, qué digo, segurísima que los niños sanos debían estar regordetes y rechonchos, y para ello era preciso devorar los grandes platos de comida hasta quedar exhaustos.

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Así que como se imaginan me servia abundantes y variados platos de comidas, ordenados alfabéticamente según sus propiedades alimenticias. Era tanta comida que yo era incapaz de acabarlos.

Come, come, -insistía ella-, a ver si engordas esos brazos que parecen dos palillos.

-Es que mi estomago esta a punto de estallar le protestaba, al tiempo que me daba pequeños masajes alrededor de mi inflamada barriga. Y ella con una mirada muy seria, y el ceño fruncido, me decía, – come porque si no lo haces, el espíritu del hambre vendrá y te llevara con el.

-¿El espíritu del hambre repetí asombrado? Sigue leyendo