Érase una vez, un pepino llamado Pepi que había nacido en una de las maravillosas huertas del sur de España.
El pepino Pepi, acababa de ser recogido por el hortelano de la huerta. Pepi, había estado durante varios días en aquella tierra, concretamente desde que era pequeño y tan solo era una pequeña semilla, hasta hoy, que le habían recogido.
Después de una revisión minuciosa, de cada uno de los pepinos de las huertas de toda España, los clasifican y los envasan para su posterior distribución. Así es como, Pepi y sus amigos los pepinos, llegarían a los mercados y a las casas de las personas.
Pepi, el pepino, junto con el resto de pepinos de su huerta, fueron colocados en cajas por el hortelano, y metidos en un camión frigorífico para transportarlos a Alemania, pues les gustaban mucho los pepinos españoles.
Cuando los pepinos llegaron a Alemania, el camionero Juan los descargó en el almacén que tenían preparado los alemanes para guardar las verduras. Pero de repente, Pepi sintió que algo le había picado pero no pudo ver quién había sido…
Al día siguiente, Pepi y sus amigos tenían que pasar por una habitación para comprobar la calidad de los pepinos. Pero de repente, un hombre con cara muy seria, vio a Pepi, lo estuvo observando durante unos minutos, y dijo: «este pepino está contaminado, no se puede comer«.
Al otro lado de la ventana, estaba riéndose sin parar, el mosquito que había en el almacén de verduras alemán, que era el mismo que había picado a Pepi.
En ese momento, Pepi se dio cuenta que aquel mosquito, era el culpable de todo lo que había sucedido. Sin emargo, el comprador de pepinos Sigue leyendo →