Madrid, era una gran ciudad donde vivían muchísimas personas, y donde había muchísimos coches. Si por algo era conocida esta ciudad en el resto de España, era por los gigantescos atascos que se formaban en la ciudad.
Cuentos de Educación vial
EL VIAJE DE MARIA
María era una niña de 6 años muy responsable e inteligente. A María le gustaba mucho viajar y conocer mundo, por lo que sus padres, de vez en cuando, la llevaban en coche a conocer nuevos paisajes.
Hoy era un día especial, ya que los padres de María se habían comprado un coche nuevo, y decidieron salir al campo a pasar la tarde.
Al ser el coche nuevo, los padres estaban emocionados. Primero condujo un rato la madre de María, y para probar el coche, empezó a acelerar hasta sobrepasar el límite de velocidad permitido en la autopista.
María, que era muy lista, se dio cuenta y le dijo a su madre: «Mamá, ve más despacio porque podemos tener un accidente.»
Pero la madre no le hizo caso y siguió conduciendo rápido, mientras le decía a su hija: «Tranquila Ana, que este coche es muy bueno y no pasará nada«.
Después de un rato, pararon en un área comercial para tomarse un refresco, y después cogió el coche el padre de María.
El padre también aceleró hasta pasar el límite de velocidad, y continuó así un buen rato.
María se hartó y le dijo a su padre: Sigue leyendo
CORTOS, EL ERIZO SIN PUAS
Había una vez, un erizo español muy muy valiente que era capaz de desafiar a cualquier carretera, para atravesarla sin ser atropellado.
De valiente que era, era imprudente. Sus padres siempre le decían: «No cruces la carretera tan confiado, que un día te va a pillar un coche!! Y mira a los dos lados antes de cruzar!!»
Pero un día se pasó de valiente, y fue a cruzar, ni más ni menos, que la M30 de Madrid… Y ese día, se le olvidó mirar hacia los dos lados antes de cruzar, y… le atropellaron.
Desde el accidente, ya casi no tenía púas y le quedaron 3 púas cortas, así que todo el mundo le llamaba «Cortos» el erizo sin púas.
A partir de entonces «Cortos» no volvió a cruzar una carretera de forma imprudente.
FIN
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CHECHO Y EL RECOGEDOR
Checho era todavía un niño cuando empezó a preocuparse por el medio ambiente y por conservar su pueblo limpio de basuras que otras personas tiraban.
Todo empezó el día de su cumpleaños, cuando los padres de Checho le prepararon una fiesta sorpresa en el jardín de su casa para que celebrase su noveno cumpleaños con todos sus amigos.
Habían colocado una mesa enorme llena de bolsas de patatas y otros aperitivos, así como sandwich y varias tortillas de patatas, para que merendaran todos los niños.
Cuando acabó el cumpleaños, el padre de Checho le pidió que les ayudara a recoger a él y a su madre el jardín.Justo en el momento en el que Checho llegó al jardín, se quedó paralizado de ver todas las bolsas por el suelo, platos de plástico y vasos.
«Mamá, ¿nosotros hemos dejado el jardín así?«, le dijo Checho a su madre.
«Si…, ¿Menudo desorden, verdad?«, le contestó.
En ese momento, el padre de Checho, Antonio, que estaba allí le dijo: «seguro que estas pensando que cuánta suciedad habéis provocado en un ratito. Pues seguro que lo que no saben tus amigos, es que no se preocuparían de recoger la basura si hubiera sido en la calle, en la playa o la montaña, contaminando el medio ambiente con estos plásticos»
A Checho, las palabras de su padre, junto con todo lo que había aprendido en la asignatura de conocimiento en el colegio, le sirvió para darse cuenta de lo importante que era recoger todo lo que se ensucia.
Así que pasados unos días, Checho habló con sus amigos y les explicó el problema que existía en el pueblo, pues había mucha suciedad porque nadie se preocupaba de recoger las cosas.
En ese momento, elaboraron un plan para acabar con la suciedad del pueblo y concienciar a todo el mundo que hay que cuidar el planeta. Así que se fueron al supermercado y compraron 10 recogedores, y todos los días durante muchos meses, una hora al día, fueron recogiendo la basura que se encontraban por las calles depositándola en los contenedores de basuras.
Así el pueblo volvió a ser un pueblo limpio y los vecinos de allí aprendieron una lección muy importante: todos juntos debemos cuidar el planeta.
FIN
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LA TORTUGA MOTORISTA
En un lugar de una gran ciudad costera, había una playa enorme donde las tortugas llegaban para criar a sus hijos recién nacidos. En ese lugar fue donde nació Julieta, la tortuga protagonista de este cuento.
Julieta, cuando era una tortuga bebé, se pasaba todo el día junto a su madre, para estar protegida y que no le pasara nada.