Cuenta una leyenda de una estrellita, muy pequeñita y brillante. Todos la llamaban Rojita, por su color tan peculiar. Todos creían en ella, por ser la primera en aparecer en plena noche. Todos pedían sus deseos y sueños a Rojita, por tener esa magia tan misteriosa, de hacerlos realidad. Una noche como otra, una niña le pide un deseo tan extraño que confundía a Rojita. En ese deseo, la pequeña niña le pedía que le dé un Ángel de la guarda, le mando un beso a estrellita y con una sonrisa que abarca hasta el mismo sol, se marcho.
La estrellita busco y busco, y no encontró a ningún Ángel para ella. A lo contrario le dio un ser a quien llamaría mejor amigo. Pero, ese no era lo que ella le pedía y era la primera vez, en no hacer un sueño en realidad. La estrellita se entristeció y dejo de brillar en el manto negro de la noche, comenzó a perder su color y por más que las personas la buscaban, ella en silencio se quedaba. Poco a poco su brillo se perdía y poco a poco las personas ya no creían en ella.
Pasaron los años y en una noche, Rojita tan triste y apagada, escucha de nuevo una voz que la llamaba, pero esta vez esa voz tan dulce era conocida:
–Rojita, Rojita, aparece de una vez, he pasado buscándote pero nunca te veo en el cielo. Quería agradecerte por mi sueño cumplir, te pedí un Ángel y me diste el mejor. Gracias de nuevo y espero verte hermosa como la última vez que te vi.
La estrellita confundida pero feliz por el mensaje, se asoma a ver y ve a aquella niña convertida ya en mujer, junto a ella estaba ese ser que la estrellita le dio y se dio cuenta de que los ángeles no necesitan alas, porque un Ángel es aquel que te cuida, te brinda su amor, es tu equilibrio, es tu vida y es sin importar las circunstancias, tu amigo. Entonces la estrellita anonadada se quedo y feliz su color apareció y entendió que ese Ángel tiene nombre y es su mejor amigo. Después de ese día la estrellita volvió a creer en ella, a querer cumplir más deseos y volvió a brillar con la misma magia de antes y las personas volvieron a verla en lo más alto de la oscuridad y a pedir sus deseos, pero con una diferencia, jamás se volverá a apagar.
FIN
Cuento infantil escrito por María José López Muñoz, 19 años.
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