Como todos los días, Jhoan salía muy temprano al jardín de su casa para cortar el césped y regar todas las plantas.
A Jhoan le encantaba tener el jardín cuidado, sin ninguna hoja seca por el suelo y decorado con figuras de duendes y pitufos de todos los colores, pues daban alegría y colorido a su jardín.
Ese día, Jhoan iba a cortar el césped y para eso fue a una pequeña casita de madera donde tenía guardada todas las herramientas del jardín y algún que otro trasto viejo.
Cuando encendió la luz de ese cuarto, notó que un pitufo azul de cerámica, no estaba en el mismo sitio que lo había dejado…sin embargo no le dio importancia y salió al jardín tras coger la máquina cortacésped.
Mientras que estaba cortando el césped donde estaban colocados los pitufos, se dio cuenta que algo no estaba en orden, Jhoan no lo podía creer, el pitufo azul de la pequeña casa de madera estaba ahora en el jardín, junto al resto de pitufos. «¡Pero no puede ser, yo juraría que este pitufo azul es el mismo que había en la casa de las herramientas!«, dijo Jhoan mientras se tocaba la cabeza.
Como no podía creerlo, fue corriendo a la caseta de madera para comprobar que era el mismo pitufo azul que había visto antes, pero cual fue su sorpresa cuando al llegar allí el pitufo azul no estaba en el lugar dónde lo había visto.
Por unos instantes se quedó paralizado, pues Jhoan no sabía si había sido real o se lo había imaginado… Pero de repente, Sigue leyendo