Cuentos de Imaginación

JHOAN Y EL PITUFO AZUL

Como todos los días, Jhoan salía muy temprano al jardín de su casa para cortar el césped y regar todas las plantas.

A Jhoan le encantaba tener el jardín cuidado, sin ninguna hoja seca por el suelo y decorado con figuras de duendes y pitufos de todos los colores, pues daban alegría y colorido a su jardín.

Cuentos infantiles - Jhoan y el Pitufo azul

Ese día, Jhoan iba a cortar el césped y para eso fue a una pequeña casita de madera donde tenía guardada todas las herramientas del jardín y algún que otro trasto viejo.

Cuando encendió la luz de ese cuarto, notó que un pitufo azul de cerámica, no estaba en el mismo sitio que lo había dejado…sin embargo no le dio importancia y salió al jardín tras coger la máquina cortacésped.

Mientras que estaba cortando el césped donde estaban colocados los pitufos, se dio cuenta que algo no estaba en orden, Jhoan no lo podía creer, el pitufo azul  de la pequeña casa de madera estaba ahora en el jardín, junto al resto de pitufos. «¡Pero no puede ser, yo juraría que este pitufo azul es el mismo que había en la casa de las herramientas!«, dijo Jhoan mientras se tocaba la cabeza.

Como no podía creerlo, fue corriendo a la caseta de madera para comprobar que era el mismo pitufo azul que había visto antes, pero cual fue su sorpresa cuando al llegar allí el pitufo azul no estaba en el lugar dónde lo había visto.

Por unos instantes se quedó paralizado, pues Jhoan no sabía si había sido real o se lo había imaginado… Pero de repente, Sigue leyendo

LOS CALCETINES DE PEPITO

Había una vez un niño llamado Pepito, que hacía mucho deporte y que cada día gastaba tres pares de calcetines, todos ellos, eran calcetines de deporte.

Cuando Pepito iba a jugar al baloncesto llevaba calcetines de deporte, cuando iba a jugar al fútbol también, hasta ahí todo era normal. Pero es que, cuando Pepito iba al colegio también usaba calcetines de deporte, y cuando iba a ver a sus abuelos también, y así hacía siempre que salía de casa.

 

Cuentos cortos - Los calcetines de pepito

En su cajón, sin embargo, había calcetines de todos tipos, incluidos los calcetines de vestir.

Un día, cuando Pepito se levantó por la mañana, vio como un calcetín de vestir se le acercaba a la almohada de la cama, y le decía: «Pepito, yo y mis compañeros de cajón, que somos calcetines de vestir, estamos muy preocupados porque no nos usas«.

Pepito reconoció a ese calcetín rápidamente, era un calcetín que le había regalado su madre, hacía ya dos años.

Pepito le contestó: Sigue leyendo

LA LAMPARA MAGICA

Había una vez, hace muchos muchos años, un mago que poseía un tesoro muy valioso, pues todo aquello que deseaba se hacía realidad. Se trataba de una lámpara mágica, que había pasado de generación en generación, hasta hoy que había llegado a manos de último descendiente de la familia, Daniel.

Cuentos cortos - la lampara magica

Daniel acababa de cumplir doce años, y como regalo de cumpleaños de sus padres, recibió la lámpara mágica. Las instrucciones de cómo utilizar la lámpara mágica eran muy sencillas, así se lo explicó su padre: «Daniel, la lámpara mágica hará realidad el deseo que pidas, pero sólo te concederá aquellos deseos que realmente sean buenos para tí. Basta con frotar la lámpara mágica varias veces con la mano para que se cumpla tu deseo«.

Durante ese día, Daniel no se atrevió a coger la lámpara mágica, estaba un poco nervioso, pues aún no sabía qué pedir y que fuera realmente bueno para él. Así que, decidió irse a dormir… Pero de repente, a mitad de la noche, Daniel se despertó sobresaltado, pegando un salto de la cama, y cogió la lámpara mágica que había dejado sobre la mesita de noche.

La cara de Daniel era de intriga, por saber si al pedir su deseo, la lámpara mágica se lo concedería, pero ¿cuál era este deseo intrigante de Daniel?

Cerró los ojos fuertemente, y frotó la lámpara mágica tres veces, después la dejó en el suelo. Tras varios minutos, su deseo Sigue leyendo

ANDER Y LA MAQUINA DEL TIEMPO

Cuenta la leyenda que existía una máquina del tiempo que pertenecía a un viejo científico, llamado Ander. Esta máquina del tiempo, aún no había sido probada, pero Ander presentía que su sueño de viajar al futuro y al pasado, se cumpliría.

Nadie conocía los experimentos que el viejo Ander había hecho con esta máquina, pero él aseguraba que era capaz de viajar al pasado y al futuro, con tan solo meterse dentro de la cabina y teclear el número del año al que quería viajar.

La gente del pueblo donde vivía, pensaban que el viejo científico se había vuelto loco y que estaba perdiendo la cabeza, de hecho alguno decía: «Viajar al futuro, no sabe lo que está diciendo«.

 

Cuentos infantiles - Ander y la maquina del tiempo

Ander, no hacía caso a esos rumores, y mientras ellos se preguntaban si se había vuelto loco, él seguía trabajando en los últimos detalles de la máquina del tiempo.

Desde hacía más de cinco años, el viejo científico, había dedicado todo su tiempo a diseñar y experimentar aparatos que pudieran hacer realidad su sueño, viajar al pasado, pues quería volver a un momento muy especial en su vida, el día en el que su padre le dejó entrar en su laboratorio, para hacer juntos un experimento. Ese día fue muy especial para Ander, pues en ese preciso momento, supo que él quería ser de mayor un gran científico. Sin embargo, todavía no lo había conseguido.

Un día, Ander, que se encontraba trabajando como todos los días en el sótano de su casa, dónde tenía el laboratorio, tubo una idea brillante, «ahora sí, la máquina tendra que funcionar, estoy seguro«, dijo el viejo científico con gran emoción.

Después de revolver entre los cajones de la cocina, encontró lo que buscaba, era un colador metálico que utilizaría de casco… Tras dos horas metido dentro de la máquina, grito: «¡¡¡Terminado!!!, ha llegado el momento de probar la máquina del tiempo«.

Ander cogió su máquina del tiempo, y  la colocó en un carro para llevarla a la plaza del pueblo, dónde había reunido a todos los vecinos. Una vez que estaba todo preparado, dijo: «Queridos amigos, os he reunido aquí, para que asistáis en primicia a la primera prueba de la máquina del tiempo que he diseñado. Es mi sueño, pero si sale mal no perderé la esperanza y seguiré investigando en ella. Gracias a todos por venir«.

Ander se metió dentro de la máquina, se puso el casco colador que le había quitado a su mujer, y tecleo la fecha de 1719, justo 40 años hacia atrás en el tiempo. De repente, la máquina empezó a balancearse de un lado para otro, Sigue leyendo

EL PAJARO Y EL SEÑOR COGOLLO ROJO

Había una vez un pájaro llamado Espino, al que le gustaba mucho revolotear al lado de los cables de la red eléctrica que existen alrededor de muchos pueblos.

Le gustaba estar cerca de los postes de la luz, porque era un sitio donde hacía calorcito, y los pájaros tenían donde posarse.

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En los cables, había un extraño elemento rojo, al que los pájaros llamaban «el señor cogollo rojo«. Este extraño cogollo rojo, tenía forma esférica, era blandito y de color rojo como los «pimientos de piquillo». Además, había cogollos rojos distribuidos por todo el cable, lo que llamaba mucho la atención de los pájaros.

Un día, se acercó otro pájaro llamado Lucas, que era un pájaro estafador, y le dijo a Espino: «el cogollo de color rojo es un señor al que tienes que alabar, ya que nos salva, a nosotros los pájaros, de chocarnos contra los cables, que al ser éstos tan finos, no vemos.»

Lucas, tenía razón en una cosa: el señor cogollo rojo avisaba a los pájaros de que allí había un cable, y de esta manera no se chocaban contra él, ya que la visibilidad de un cable en el aire es muy reducida. De hecho los humanos llaman al señor cogollo rojo por el nombre de «salvapájaros«.

Espino, se quedó extrañado de que un trozo de plástico fuera tan poderoso, y no se lo creyó. Pero el pájaro Lucas insistió, y le dijo: «¿ves aquel pájaro muerto en el suelo…?«, señalando a un pájaro desplumado que había tirado bajo el poste de la luz. Y Lucas prosiguió hablando: «Pues ha sido fulminado por el señor cogollo rojo, ya que no le ha guardado respeto suficiente«.

En realidad, el pájaro desplumado que había en el suelo, era un pájaro que había tenido la mala suerte de tocar dos partes del poste de la luz, que estaban cargadas eléctricamente, y se electrocutó. Sigue leyendo