Érase una vez, un dragón, que fíjate que casualidad que tenía por nombre Drago, y que siempre estaba constipado. Todos los días, cuando se despertaba, se le caía el moquillo y tenía que ir corriendo al cuarto de baño a limpiarse.
Un día por la mañana, el baño estaba ocupado, y Drago esperó y esperó fuera del baño hasta que saliera su padre, pero su padre no salía del cuarto de baño…
Así que el moquete de Drago, se fue haciendo cada vez más grande, hasta que llegó un momento en que tomó vida propia y le dijo a Drago: «Gracias por crearme Drago, te debo la vida!!»
A partir de entonces, Drago le buscó un sitio en su cuarto a su nuevo amigo Moquete, y vivieron juntos hasta que Drago cumplió 18 años y se fue a estudiar fuera de casa.
Moquete se quedó solo en la habitación, viviendo en la casa de los padres de su viejo amigo, y echaba mucho de menos a Drago… Sigue leyendo