Aunque Sebas era un poco lento y le costaba mucho tiempo llegar a todos los sitios, él era muy trabajador y perseverante.
Cuando Sebas era un caracol muy pequeñín, siempre iba de la mano de su mamá de camino al colegio. El cole estaba a sólo 2 metros de su casa, y aún así tardaban más de una hora en llegar.
Sin embargo, para Sebas, el pequeño caracol, era el mejor momento del día, pues para alegrar la mañana a su mamá la caracola, iba cantando todo el camino.
Desde muy pequeño, Sebas se había distinguido del resto de los caracoles, en que cuando salía el sol, en lugar de salir a la calle para sacar los cuernos al sol y pasarse las horas muertas sin hacer nada, Sebas, se quedaba encerrado en su habitación cantando una y otra vez.
Pero en el país de los caracoles donde él vivía, no era muy valorado, de hecho le veían como a un bicho raro…
Así que cuando Sebas cumplió 18 años, cogió su maleta y se marchó al país de la esperanza, para poder ser lo que siempre había soñado, ser cantante.
Sebas tardó mucho tiempo en llegar al país de la esperanza, y una vez allí intentó hacer realidad su sueño, pero no pudo ser… Sigue leyendo →