Cuentos de Personas

NAOMI Y SU PERRITA CHOPI

Naomi es una niña de 14 años que adora a los animales, pero desde siempre había sentido más predilección por los perros, aunque nunca había tenido uno.

Naomi acababa de salir del colegio y como todos los días, de camino a su casa, se paró en un pequeño parque para saludar a Linda, una cachorro que estaba paseando con su dueña.

– «Ojalá yo pudiera tener una perrita en casa como Linda«, dijo Naomi pensativa.

Lo que no sabía Naomi era que, hoy, alguien nuevo en la familia la estaba esperando…, así que como siempre entró corriendo en casa, dejó su mochila en el perchero y fue hacia el salón, donde estaban sus padres esperándola para empezar a comer.

Cuentos cortos - Naomi y su perrita Chopi

Pero de repente, justo cuando estaba entrando, oyó un pequeñísimo ladrido y algo que le estaba tocando los cordones de las zapatillas…

«¡¡Pero…, ¿tú quién eres?¿Esta perrita es para mí?!!«, preguntó Naomi a su madre muy contenta.

«Sí es para tí», le respondió.

Chopi, desde que llegó a su nueva casa no paraba de temblar, y la pequeña Naomi, no sabía que era lo que le podía pasar… Pero una mañana, Naomi salió muy temprano de su casa para ir a visitar al veterinario, para averiguar qué le estaba pasando a su perrita Chopi, la cual se había quedado en casa durmiendo.

Después de visitar al veterinario, Naomi se fue al colegio pensando que tenía la solución y que su perrita Chopi, dejaría de temblar.

Pero de repente, cuando Naomi llegó a su casa, su madre la estaba esperando para decirle que Chopi se había escapado. Sigue leyendo

GUSTAVO Y SU AMIGO INTERNAUTA

Había una vez un niño llamado Gustavo, que solía conectarse a internet alguna vez a la semana, para ver qué se contaban sus amigos en las redes sociales.

Un día, mientras estaba navegando por internet, empezó a hablarle, por equivocación, un niño de China.

Gustavo se quedó sorprendido al ver que le escribía un niño con unos rasgos de la cara muy raros, y al que no se le entendía nada…

Gustavo, a pesar de no entender nada de lo que decía, llamó a sus padres para pedirles permiso para hablar con el niño.

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Los padres le dijeron que sí, que podía hablar con él, y cogieron unas sillas para sentarse al lado de su hijo y conocer también a aquel misterioso niño Chino.

Los padres le explicaron a Gustavo, que aquel niño era de otro país muy lejano, en el que todas las personas tenían los ojos rasgados y la piel con un tono amarillento, pero por lo demás son igual que el resto de la gente que conocemos.

Gustavo al ver que era un niño como él, empezó a escribirle en español, y le dijo: «No entiendo lo que me escribes, pero te digo Hola por si entiendes el español«.

Pasaron unos segundos, y el niño Chino volvió a escribir, pero esta vez, para sorpresa de todos, Sigue leyendo

CHECHO Y EL RECOGEDOR

Checho era todavía un niño cuando empezó a preocuparse por el medio ambiente y por conservar su pueblo limpio de basuras que otras personas tiraban.

Todo empezó el día de su cumpleaños, cuando los padres de Checho le prepararon una fiesta sorpresa en el jardín de su casa para que celebrase su noveno cumpleaños con todos sus amigos.

Habían colocado una mesa enorme llena de bolsas de patatas y otros aperitivos, así como sandwich y varias tortillas de patatas, para que merendaran todos los niños.

Cuando acabó el cumpleaños, el padre de Checho le pidió que les ayudara a recoger a él y a su madre el jardín.Justo en el momento en el que Checho llegó al jardín, se quedó paralizado de ver todas las bolsas por el suelo, platos de plástico y vasos.

Cuentos infantiles - Checho y el El recogedor

«Mamá, ¿nosotros hemos dejado el jardín así?«, le dijo Checho a su madre.

«Si…, ¿Menudo desorden, verdad?«, le contestó.

En ese momento, el padre de Checho, Antonio, que estaba allí le dijo: «seguro que estas pensando que cuánta suciedad habéis provocado en un ratito. Pues seguro que lo que no saben tus amigos, es que no se preocuparían de recoger la basura si hubiera sido en la calle, en la playa o la montaña, contaminando el medio ambiente con estos plásticos»

A Checho, las palabras de su padre, junto con todo lo que había aprendido en la asignatura de conocimiento en el colegio, le sirvió para darse cuenta de lo importante que era recoger todo lo que se ensucia.

Así que pasados unos días, Checho habló con sus amigos y les explicó el problema que existía en el pueblo, pues había mucha suciedad porque nadie se preocupaba de recoger las cosas.

En ese momento, elaboraron un plan para acabar con la suciedad del pueblo y concienciar a todo el mundo que hay que cuidar el planeta. Así que se fueron al supermercado y compraron 10 recogedores, y todos los días durante muchos meses, una hora al día, fueron recogiendo la basura que se encontraban por las calles depositándola en los contenedores de basuras.

Así el pueblo volvió a ser un pueblo limpio y los vecinos de allí aprendieron una lección muy importante: todos juntos debemos cuidar el planeta.

 FIN

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LIMONCITO Y LIMONCITA

Limoncito y limoncita eran unos niños muy especiales y con unos padres extraodinarios fuera de lo común. Mamá limona, era mamá y dueña de casa, o sea trabajaba en la casa y papa limon bueno…este caballero era bien paciente y muy conocedor de muchas cosas que entre algunas muy ricas como cocinar…

Mamá limona tenía que ir a hacer un trámite largo y no llegaba a la casa hasta la tarde. Sin embargo, le dio a todos una tarea que hacer a todos; respetarse y ayudarse con todos los quehaceres del hogar ,como por ejemplo barrer, lavar, planchar, cocinar y tantas cosas que hacía mamá llimona cuando se encargaba ella. En ese entonces, papá limón le dijo a sus limoncitos: «hagamos un brazo de reina para mamá» y los dos se miraron y se rieron mucho porque no creían en su papá, sin embargo, los impresionó al ver como hacían ese dulce tan rico para once y como habían hecho todos juntos las labores de casa .

En ese momentito, en donde disponían a adornar la mesa para esperar a mamá limona, llegó! y se puso a llorar puras gotitas de limón y todos se preocuparon porque creían que se estaba enfermando (tanto rato fuera de casa) y después, consolada pero de alegría les dio las gracias por la dulce once y les dijo: «mi familia era tan linda que no la cambiaría ni por el tesoro más preciado de todo el mundo».  Llegó la noche y conversó con papá limón y le preguntó que había hecho él para que todos colaboraran, y papá limón le contestó : «magia de papá».

FIN

Cuento infantil escrito por Carmen Gloria Silva, 26 años.

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LA FAROLA SIN LUZ

Había una vez una farola muy mayor que siempre había estado en el mismo lugar desde hacía muchos años. Ese lugar, era la plaza de un pequeño pueblo cercano al mar.

Durante toda su vida, Claudia la farola había alumbrado la plaza de aquel pequeño pueblo costero junto con otras cuantas farolas más.

Cada día, a la misma hora, justo cuando el sol se escondía dejando la plaza del pueblo sin apenas claridad, Claudia la farola encendía su gran bombilla para devolver la luz y la alegría del pueblo.

Cuentos cortos - La farola sin luz

Sin embargo, un día, algo horrible ocurrió, justo cuando el sol se estaba poniendo, la farola Claudia no se encendió, y tampoco el resto de farolas de ese pueblo. Claudia le pregunto a su amiga la farola Isabel: «¿Sabes que ha podido ocurrir? Es la primera vez, en más de 50 años que tengo de vida, que me pasa esto…«.

Isabel que estaba tan sorprendida como nuestra alta Claudia, le respondió: «pues no tengo ni idea, no se que a podido pasar, fíjate el pueblo esta a oscuras«.

Pero de repente, se vieron unas cuantas luces que se acercaban hacia la plaza, parecían linternas… Claudia enseguida reconoció a una de las voces que se estaban acercando, era el alcalde del pueblo.

Iba acompañado de otras dos personas más hablando del apagón que tenían en todo el pueblo. El alcalde iba diciendo una y otra vez: «»¡Pero eso no puede ser posible! ¿Como nos hemos podido quedar sin electricidad? No lo entiendo…» decía el alcalde resignado.

Claudia la farola, ahora sin luz, que escuchó todo lo que había dicho el alcalde del pueblo, dijo a su amiga la farola Isabel: Sigue leyendo