Jaimito era un niño de 11 años, al que le encantaba jugar con su videoconsola al fútbol. Se pasaba horas y horas jugando sin parar.
Jaimito, cuando en el colegio le mandaban los profesores deberes para casa, se encerraba en su habitación para hacerlos, o eso creían sus padres…
Pero un día, llamaron del colegio a la mamá de Jaimito, para que fuera a hablar con su profesor, ya que Jaimito no traía los deberes hechos desde hacía un mes, justo desde el día de su cumpleaños, en el que sus padres le regalaron la videoconsola.
«Buenos días profesora, ¿Qué ha hecho esta vez Jaimito?«, le dijo la mamá de Jaimito.
«Pues que Jaimito lleva un mes sin traer la tarea que le mando para hacer en casa, y últimamente le noto muy despistado en clase, ¿sabe qué le puede pasar?»
Entonces, la mamá de Jaimito se dio cuenta que le había estado mintiendo todo este tiempo, cuando en vez de irse a su habitación a hacer los deberes, se ponía a jugar al juego de fútbol de la videoconsola.
«Sí, ya sé cuál es el problema, y no se preocupe que hablaré con Jaimito«, le respondió a la profesora.
Ya en casa, la mamá de Jaimito esperó a que éste subiera a la habitación para hacer la tarea del colegio, y cuando Jaimito ya estaba en su habitación, de repente, la madre entró sin llamar a la puerta. El susto que se llevó Jaimito, fue tan grande, que se le cayó la videoconsola de las manos y fue a caer a la papelera.
«¿Se puede saber qué haces jugando a la maquinita si se supone que estabas haciendo los deberes?«, le preguntó enfadada su madre a Jaimito.
«Buenooo…yo… Sigue leyendo