La nube Claudia se encontraba muy feliz y contenta porque estaba junto con su amigo el sol. Hacia un día espléndido y los pajarillos cantaban una y otra vez sin parar.
De repente, el viento empezó a soplar y la pobre nubecilla Claudia, no podía parar de moverse, porque el viento le empujaba de un lado a otro.
Entonces, Claudia le dijo al viento: «¿por qué soplas tan fuerte?»
Y el viento contestó: «porque tengo que ayudar a las semillas de las plantas a viajar de un lado para otro, para que así, nazcan nuevas plantas. Y también gracias a mí, los molinillos de viento se mueven y los hombres obtienen así la electricidad.»
Entonces Claudia, la nube, entendió que aunque durante un rato no pudiera dejar de moverse por el soplido del viento, era para ayudar a los demás.
FIN
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