En Madrid (España), vivía Julián, un niño al que le gustaba mucho leer cuentos, le gustaban mucho las historias divertidas pero cortas, ya que si está más de 5 minutos leyendo le entra sueño y se duerme.
Julián, tenía un hermano pequeño que todavía no sabía leer, pero le gustaba ojear los cuentos para niños que leía su hermano. Le divierten mucho las ilustraciones que aparecen en las historietas cortas infantiles.
En otra ciudad muy lejana, Bogotá (Colombia), vivía Pedro, un niño al que no le gustaba nada leer cuentos infantiles. Por mucho que sus padres le incentivaran a la lectura, él no quería leer historias para niños.
Un día Julián, desde Madrid, vio por internet una página web que contaba cada día un cuento especial para niños. En la página web había secciones para todos los gustos: cuentos cortos, cuentos clásicos, cuentos para dormir, cuentos de animales, etc… Julián, se entusiasmó tanto que compartió esa web de cuentos infantiles con sus amigos en la red social «Facebook».
De alguna manera, a través de Facebook, esa página llegó al ordenador de Pedro, en Colombia, y Pedro, por curiosidad, entró en ella…
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