Cuento Corto para niños/as, escrito por: Ulica Tizaber
Lidia y Gerardo eran dos hermanos que vivían en una casa baja alejada del ruido del centro de la ciudad. Les gustaba mucho jugar en el patio con una casa de juguete que tenían, los muñecos y un montón de frutas y verduras con las que jugar a las casitas.
Un día, Gerardo que era el más bajito y aún no sabía hablar, señaló hacia el suelo de su habitación algo que se movía muy rápido y era de color oscuro. Lidia, muy diligente, fue enseguida a ver que necesitaba su hermano, y cuando llegó allí y vio lo que Gerardo había señalado, gritó:
– «Mamá, hay hormigas en la habitación de Gerardo».
Enseguida la madre salió corriendo hacia allí. En una casa baja era normal que hubiera hormigas, pero no tanto como para que estuvieran en la habitación. La madre de los niños se puso a seguir a la hormiguita para ver de dónde salía, y cual fue la sorpresa de los tres investigadores, que en la habitación de Lidia también había hormigas.
– «Esto es increíble, como se nota que empieza a apretar el calor»,- exclamó la madre.
Inmediatamente Lidia junto con su madre, fueron quitando hormigas del suelo, las barrieron y las tiraron al jardín, lugar de dónde no tenían que haber salido, y Lidia con cara de preocupación le dijo a su madre:
– «Mamá, ¿las hormigas no tienen amigas, verdad?»
La madre sonriendo, le preguntó:
– «¿Porqué dices eso?, las hormigas tendrán amigas en sus hormigueros«.
Lidia no pareció conformarse con la respuesta, y cuando fue a jugar de nuevo con su hermano, le dijo:
– «Gerardo, que sepas que las hormigas no tienen amigas. Cuando van andando con los trocitos de pan a cuestas, se encuentran con otras hormigas y no hablan, y encima nosotros las echamos de casa, ¿con quién jugarán ellas?».
Gerardo la miró un momento, y siguió jugando con sus cosas, y Lidia se quedó esperando a ver si aparecía alguna hormiga rezagada. Al pasar unos minutos una hormiguita pequeña apareció por debajo de la puerta de su habitación, y Lidia la siguió. Comprobó que cuando se cruzó con otra hormiga no se saludaban.
La madre de Lidia, la vio en su tarea de observación, y cuando vio que la niña se aburría de seguir a las hormigas, le dijo:
– «¿Qué hacen las hormigas Lidia?, te gusta mucho observarlas , ¿verdad?. El comportamiento de los animales e insectos es muy diferente al nuestro, ellas nunca juegan, sólo se preocupan de llevar comida a su hormiguero para que cuando llegue el frío todas tengan alimento y sobrevivan a las inclemencias del tiempo. Las hormigas son constantes y trabajadoras, como tú, preciosa».
Así fue como Lidia entendió que un animal por pequeño que sea también tiene su vida, y hay que respetarla, y que se puede aprender de las hormigas por pequeñas que sean. A partir de entonces, cuando veía una hormiga la cogía, le ponía delante un trocito de comida, y la dejaba que se lo llevase a su casa. Comprendió que nadie es mejor que nadie por hacer cosas distintas o pensar de diferente manera.
FIN
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Gracias!!
ok
mmm buen cuento mas o menos pero bn bn bn
Soy educadora, y de verdad me da mucho gusto que exista esta página ya que es de gran ayuda en la escuelita para trabajar con los niños más pequeñitos, felicidades y gracias por este material tan bello.