Cuento Infantil para niños y niñas, escrito por: Laura Camila Barrera S.
Érase una vez un joven que traía un perro de raza criollo, el cual se llamaba Junior. El perro se crió en un paradero de las busetas Trans Lago, junto a muchos perros más.
Él perro se fue acostumbrando a la calle, a pelear con otros perros, perseguir a perras en celo, pedir comida, y molestar pero el siempre volvía a su hogar.
El tiempo fue pasando el perro se acostumbraba a la gente que llegaba a lavar sus coches, pero Junior no les hacía daño.
Días después Junior estaba frente en una carnicería, los carniceros lo consentían y les daba comida, pero Junior se acostumbró a que le dieran carne y se quedaba allí esperando a que le dieran más carne y huesos. Cuanto más tenía, más quería.
El perro cada día se pasaba de carnicería en carnicería, pero más en la más cercana.
Cierto día los carniceros no le dieron más comida al perro, Junior se puso furioso porque no le daban más comida, la gente pasaba con su carne y adoraban a Junior.
Doña Raquel estaba hablando con doña Susana; la señora Raquel se despidió de su amiga, pero Susana se quedó hablando con Don Toño. La señora sentía a Junior cerca, ella siguió hablando con Toño y de repente Junior se llevó la bolsa de carne y se escondió debajo de un coche a comérsela. Susana le dijo a Toño:
– «Toño, deme mi carne, es para el almuerzo».
Toño le dijo:
– «Doña Susana, creo que está equivocada, yo no he cogido nada de carne, yo tengo mucha en mi casa, soy un buen vecino y jamás le robaría a alguien y mucho menos su carne».
Susana le dijo a Toño:
– «Toño, si no fue usted, ¿quien se llevó mi carne?».
Y Toño le dijo a doña Susana:
– «Mire señora Susana, si me quiere culpar a mí de robar su carne cúlpeme, pero yo soy el único que sé si le robe su carne o no».
Don Toño se fue furioso a su casa y su esposa Carolina le dijo:
– «Cariño, ¿que pasa? ¿por qué estas así de enfadado?».
Don Toño le dijo a su esposa Carolina:
– «Cielo, lo que pasa es que yo estaba hablando con doña Susana y le desapareció la carne del almuerzo y me culpó, y yo no fui».
Carolina le dijo a su esposo:
– «Cariño, tu sabes que esa señora es muy problemática y muy chismosa, además es una fastidiosa, ¿no recuerdas la fiesta de nuestro hijo Pablo que invitamos a todo el barrio menos a ella? Y al día siguiente nos reclamó porque no la invitamos, y yo le dije que tenía derecho a invitar a quien viese conveniente. Así que no se lo tengas en cuenta, no queremos más malos entendidos».
Al día siguiente la señora Carolina salió a comprar lo de su almuerzo y compró varios kilos de carne. La señora Carolina no le tenía mucha confianza a Junior, cogió su carne y la guardó. La señora Carolina se detuvo a hablar un poco con el señor Roberto Calderón. Y la señora le dijo:
– «Don Roberto, le recomiendo que tenga cuidado con el perro Junior».
– «¿Pero por qué?», – le pregunto Roberto a Carolina.
Ella le respondió:
– «Ese perro roba la carne a doña Raquel, se la robó y le echó la culpa a Toño, y ya sabe cómo es ella de problemática».
Pasó mucho tiempo y Junior no aparecía, la gente empezó a poner carteles, se preocupaban por él, porque Junior ya llevaba mucho tiempo desaparecido.
Al no estar Junior la carne dejó de desaparecer, los jóvenes del paradero de busetas Trans Lago compraron a otro perro llamado Lucas, él es el consentido del barrio y es más educado y menos travieso de lo que era Junior. Pero siempre le echaron de menos y nunca volvieron a saber de él.
FIN
– Moraleja del cuento: No pelear y no hablar mal de nuestros vecinos. No echar la culpa de algo a alguien que no lo hizo.
– Valores del cuento: Respeto, alegría y responsabilidad.
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hola, para mi el cuento es súper