Cuento Infantil para niños/as; escrito por: Ulica Tizaber
Luli al despertarse no suele oír a sus calcetines hablar y es porque se los tiene que quitar para dormir. Ella dice que le dan calor, pero en el fondo se los quita porque como no paran de hablar entre ellos, le impiden descansar en silencio.
Cuando Luli se viste para ir al colegio y se pone los calcetines, empieza a oírlos, hablan de cualquier tema:
– ¿Sabes que un día de estos vamos a ir de excursión?
– ¡Ah! ¿si?
– Sí, creo que a una granja escuela a ver animalitos.
– Pues que bien lo vamos a pasar!!
Así empiezan y terminan el día cuando Luli los lleva puestos en sus piececitos.
Durante el día Luli intenta desconectar de ellos y hace que no les escucha, pero no siempre lo consigue, le contagian esa palabrería y es ella la que no para de charlar.
Un día sus padres la llevaron al médico porque estaban muy preocupados por lo charlatana que era Luli. Su pediatra Lina, le dijo que se quitara los calcetines, los pantalones y la camiseta; y claro, Luli dejó de parlotear, así que el médico le dijo a sus padres que no tenía nada, que bebiera mucha agua para hidratarse después de tanto hablar.
Luli sabía lo que ocurría, pero no quería desvelar el secreto a nadie, ya que ella se divertía mucho escuchando a sus calcetines y hablando sin parar con sus amigas. Así pasó el tiempo, hasta que un buen día la madre de Luli le dijo:
– Nenita, te he comprado unos calcetines, los tuyos ya te quedan pequeños, pruébatelos para saber como te quedan.
Luli muy obediente se quitó sus calcetines parlanchines, se puso los nuevos y no oía nada. Se quedó extrañada, se los quitó y volvió a ponérselos y nada.
Entonces la madre le preguntó:
– ¿Te quedan bien?
Luli contestó: – No mamá, me quedan enormes.
La madre pensó que siendo grandes le durarían más tiempo, así que no hablaron más de ese tema.
Luli fue creciendo y tuvo que dejar de usar los calcetines de siempre, ¿y cual sería su sorpresa?, que con o sin calcetines ella seguía hablando igual. Y todos la querían así, tal y como era. Ella guardó sus calcetines charlantes en un escondite, para escucharlos hablar de vez en cuando.
FIN
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A mi hijo gian franko le encantó
muy bonito